Después de los manjares y excesos en las navidades más largas del mundo – que incluyen las famosas frituras de las fiestas de la SanSe – comienzan a sentirse los resultados no solo en la báscula y la ropa apretada, sino en el deterioro de la salud.
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Así que comenzar el año con pruebas anuales de prevención, es indispensable para vigilar cómo están nuestros niveles de azúcar y colesterol en sangre, la nutricionista Giovanna Gierbolini Rodríguez.
“La dieta navideña, en general, es bien alta en todo, particularmente en azúcares. Es común que muchas personas presenten alguna alteración en el azúcar”, dijo la también dietista. Esos azúcares están presentes en los carbohidratos que predominan en el menú principal y en los azúcares simples de los postres y bebidas acompañantes que se sirven especialmente durante esta época, explicó Gierbolini Rodríguez.
El resultado posnavideño es el llamado “enero del arrepentimiento”, en el que muchos recurren a las dietas y planes de ejercicio. “La gente se preocupa por las libras demás y a mí me preocupa de dónde vienen esas libras, que son resultado de mucha azúcar, de mucha grasa. Más allá de las libras demás, se puede alterar el azúcar, puede tener un impacto cardiovascular y gastrointestinal”, comentó. Por eso, añadió la nutricionista, introducir prácticas preventivas pueden evitar complicaciones, como podría ser el desarrollo de diabetes y otras comorbilidades.
En Puerto Rico, uno de cada seis adultos tiene diabetes, según datos del Departamento de Salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se consideran valores normales de azúcar en sangre cuando no superan los 100 mg/dl. A partir de ahí y hasta 125 mg/dl es una alteración que indica prediabetes, mientras que más de 126 mg/dl puede resultar en un diagnóstico de diabetes.
Velar la calidad y la cantidad
Gierbolini Rodríguez apuntó que el cuerpo necesita de los carbohidratos porque se transforman en azúcares, que son su principal fuente de energía. El detalle está en la cantidad que se consume y en la calidad del tipo de carbohidrato o azúcar. Recomendó, por ejemplo, seleccionar carbohidratos que sean productos integrales, legumbres y viandas, acompañadas de frutas y vegetales.
“Hay que asegurarse de que en el plato siempre haya vegetales. Esto ayuda no solo a aumentar el valor nutricional en el plato, sino a controlar la cantidad de alimentos que me sirvo”, dijo.
El elemento de la actividad física no deja de ser imprescindible. Al hacer ejercicio, recordó la nutricionista, el cuerpo quema el azúcar y la mantenemos bajo control. Por tanto, recomendó combinar el ejercicio aeróbico con el de fuerza, ya que los músculos consumen más energía, beneficiando a los niveles de azúcar en sangre.