El estrés es enemigo de muchas condiciones de salud. En pacientes con enfermedades de la piel como la psoriasis, las situaciones de estrés pueden desencadenar en los indeseados brotes, causando inflamación, picor, dolor y enrojecimiento y nuevas placas.
PUBLICIDAD
Ser consistente en su tratamiento, educar a las personas con que se relaciona y añadir prácticas saludables para manejar los estresores de la vida cotidiana, son clave para mantener controlada esta enfermedad crónica, recomendó el consejero psicológico Héctor Pérez López.
“Vivir con la condición ya es un estresor. El estrés que genera vivir con una condición permanente, progresiva, crónica y es como si la persona se adaptara su vida alrededor de la enfermedad. Es importante aceptarla y encontrar medidas adaptativas para atender adecuadamente la condición”, dijo Pérez López, también paciente de psoriasis desde hace 21 años.
La psoriasis es una enfermedad causada por un trastorno del sistema inmunológico que provoca que las células de la superficie la piel se reproduzcan más rápido de lo normal. El exceso de piel se acumula en distintas formas, ya sean placas blancas, rojizas o escamas, acompañadas por picor e inflamaciones. Existen múltiples desencadenantes que el paciente no necesariamente puede controlar, como condiciones ambientales, virus o infecciones, heridas en la piel o efectos de algún medicamentos.
El terapista explicó que todas las enfermedades visibles, sobre todo las de la piel, tienen un impacto en el autoconcepto de las personas. Cuando las manifestaciones comienzan a temprana edad, ese impacto podría ser mayor, si la autoestima del paciente no es debidamente cuidada y se le ofrecen las herramientas adecuadas para manejar la condición. Mencionó que un diagnóstico como este pudiera tener un impacto negativo en las emociones del paciente, quien pudiera presentar ansiedad, baja estima, y dificultad para crear nuevos proyectos o establecer relaciones nuevas.
Igualmente, mientras más severa sea la enfermedad, más afectará su realidad cotidiana, que se altera para encontrar tratamientos adecuados, ir a citas médicas, asumir los costos de los medicamentos y atender su apariencia física. “Mientras más severa sea la condición, más impacta su realidad y su apariencia física”, dijo.
Otro estresor es tener que lidiar con la desinformación de las personas con las que el paciente se relaciona. “Al tener desconocimiento de las condiciones, las demás personas que pueden pensar que la condición es contagiosa y, sin darse cuenta, rechazar al paciente. Hay percepciones de que estos pacientes no son lo suficientemente cuidadosos con su higiene y su apariencia”, comentó Pérez López.
Los síntomas de la psoriasis pueden estar ausentes por largos periodos de tiempo en algunos pacientes, aunque no en todos. “Al reaparecer los síntomas, la persona siente vergüenza, se siente incómoda, tiende a aislarse y deja de hacer actividades que antes hacían”, comentó. La clave, señaló Pérez López, está en ser consistentes con el tratamiento y realizar actividades que ayuden a reducir el estrés que puede alterar el sistema y provocar los brotes. Asimismo, señaló que, junto con la consulta a los especialistas en la condición, los pacientes deben atender a tiempo los efectos emocionales que esta pueda causarles.