Opinión

No fue robo. Fue desilusión

Lea la columna del periodista Julio Rivera-Saniel

Metro Puerto Rico
Julio Rivera Saniel Metro Puerto Rico

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El primer gran round del año electoral se produjo la pasada semana con la decisión del juez Anthony Cuevas que tiene como efecto primario descarrilar a los candidatos nacionales del partido Movimiento Victoria Ciudadana y uno de los candidatos de Proyecto Dignidad. Y les descarrila, porque salvo que MVC consiga vencer en el proceso apelativo, la victoria de los demandantes de los partidos Popular Democrático y Nuevo Progresista conseguiría no solo dejar a ese partido sin candidata a Comisionada Residente sino que además sin alternativa para sustituirle. A lo anterior, añada que lo ocurrido propina una golpiza a las posibilidades electorales de La Alianza entre esa colectividad y el Partido Independentista Puertorriqueño.

Si el requisito de solicitar endosos estaba claro o no, es algo que está por ser adjudicado y, con ello, si los nuevos partidos fallaron monumentalmente o no en el proceso de certificar a sus candidatos. Pero, al margen de ese asunto aún pendiente, están las intenciones del pleito que resultan más que evidentes. No es posible sustraernos del contexto actual para comprender las potenciales motivaciones de los demandantes y quienes posteriormente se unieron a la demanda. Los primeros son Jorge Alfredo Rivera, Jorge Quiles Gordillo y Yulixa Paredes, aspirantes a puestos legislativos bajo la Pava, y el senador Héctor Santiago Torres. Los segundos, los legisladores del PNP José “Pichy” Torres Zamora, Keren Riquelme quienes se unieron al reclamo después de radicado. Resulta interesante que sin la llegada de los legisladores del PNP a la demanda, según el juez, los demandantes del PPD no habrían tenido legitimación activa. Así que esta es una victoria del partido azul.

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Conocer los protagonistas de la demanda es pertinente porque el pleito legal que hasta ahora ha conseguido quitarle fuerza (en diferente proporción) a los partidos nuevos, como decíamos, arroja luz sobre las potenciales motivaciones de fondo. El meollo del asunto es el balance de los electores. No es secreto que desde hace un par de elecciones, el PPD y el PNP han experimentado un desgaste de sus bases electorales. Tampoco que un importante número de los electores que les han dejado lo han hecho o bien para Victoria Ciudadana o para Proyecto Dignidad. Ejemplo de ello son el exrepresentante Manuel Natal, portavoz del MVC, quien militó en el PPD y el alcalde de San Sebastián, Javier Jiménez, quien fue electo por el PNP. ¿Cómo puedo herir a quien me ‘roba’ electores? Hiriendo al “ladrón”, parece pensar un sector de ambos partidos para el que una demanda de este tipo que pueda tener el efecto de desinflar ambos movimientos políticos pueda ser la cura para su enfermedad.

Sin embargo, si bien los efectos del pleito parecen evidentes, los partidos históricos tendrán que hacer algo más para frenar la fuga. Porque la fuga en cuestión tiene muy poco de “robo” de votantes, a juzgar por quienes han hablado públicamente de su migración de la Pava y la Palma. Hastío por casos recurrentes de corrupción, necesidad de seriedad en el tono y menor estridencia, así como la búsqueda de propuestas serias para los serios problemas que enfrenta el país son razones citadas por muchos de los desafectos que han buscado cobijo bajo estos dos nuevos templos. Así que para esos, para los afectados por la desilusión, poco importa si hay partidos nuevos a los que unirse u opciones distintas por las que botar en la papeleta. Si no existen fuera de sus partidos históricos y tampoco dentro de ellos, entonces seguro harán lo que ya han hecho en el pasado: abstenerse. No participar. Solo mire los resultados de las elecciones recientes en las que el gobernador apenas alcanzó el 33% de los votos de los electores. ¿Victoria? Claro que lo es bajo la ley. Pero llega débil y sin el respaldo de la mayoría del voto  popular que no se vio motivado a votar en masa por el ganador. Si los partidos históricos quieren recuperar votantes parece que tendrán que hacer mucho más que impugnar la validez de las más recientes o futuras alternativas de partidos políticos. Deberán re enamorar y volver a convencer. Recuperar el terreno perdido. Está por verse si han entendido que para conseguirlo la ruta no se encuentra en los tribunales sino en un exhaustivo autoanálisis. En la necesidad de una mirada humilde y desapasionada que les permita entender por qué se fueron los que ya se han ido.

Su pérdida no fue robo sino desilusión.

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