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Sam Altman la tiene clara: Google se les ha adelantado, así que deben apurar el paso

El CEO de OpenAI admitió que Google va adelante con Gemini 3 y que la competencia dejó de ser teórica para volverse muy real.

Sam Altman, CEO de OpenAI, respondió a Elon Musk en X (antes Twitter): “No, gracias, pero te compramos Twitter por 9.740 millones de dólares si quieres”. / Getty Images
Inteligencia Artificial Sam Altman, CEO de OpenAI, respondió a Elon Musk en X (antes Twitter): “No, gracias, pero te compramos Twitter por 9.740 millones de dólares si quieres”. / Getty Images (Tomohiro Ohsumi/Getty Images)

OpenAI siempre fue “el referente” desde que ChatGPT explotó en 2022. Pero, puertas adentro, Sam Altman reconoció que la racha ya no es de paseo: con Gemini 3, Google les ganó metros en la recta multimodal y ahora en OpenAI toca optimizar estrategia, foco e infraestructura. La carrera no termina: apenas cambia de ritmo.

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Un memo sin maquillaje: Google va adelante (por ahora)

Altman fue directo con su equipo: Google se adelantó en “varios métodos de desarrollo de IA”, especialmente donde duele, la multimodalidad (texto, imagen y voz integrados con respuesta fluida).

La frase que retumba es otra: “estamos acortando distancias rápido”. Traducido a producto, significa menos demos vistosas y más entregables que compitan de tú a tú con Gemini 3.

El triple reto que asfixia a cualquiera

OpenAI pelea en tres frentes simultáneos:

  1. Investigar nuevas técnicas,
  2. Construir infraestructura suficiente,
  3. Vender productos que financien lo anterior.

Mientras tanto, Google juega con ventaja de escala: billetes, data centers y un ecosistema donde Search, Android, Workspace y YouTube absorben capacidades de IA sin despeinarse. Idea fuerza: OpenAI innova; Google industrializa a velocidad de fábrica.

El músculo importa (y mucho)

Aquí no hay romanticismo de garaje: OpenAI factura fuerte, pero los márgenes de Google son otra liga. Además, Mountain View ya provee infraestructura a parte del sector —incluida la propia OpenAI en tramos—, un ángulo que otorga visibilidad técnica y reduce fricción de despliegue.

La mejor IA no solo se entrena; se distribuye.

Multimodal o nada: el ring donde se decide todo

La ventaja táctica de Google aparece donde el usuario lo nota: asistentes que ven, escuchan y responden sin cambio de modo ni latencia exagerada.

OpenAI ya mostró músculo con GPT-5, pero operacionalizar cada salto cuesta: capex, inferencia y guardrails. Si no hay experiencia estable y útil, el hype se evapora.

Cambio de guion en OpenAI: foco, producto y menos fricción

El memo deja entrever tres movimientos probables:

  • Recortar dispersión: priorizar features con impacto directo en retención y ARPU.
  • Optimizar inferencia: costes por token abajo, latencias abajo, y calidad estable.
  • Empaquetar mejor: suites y planes “plus” con valor claro frente a Google AI Plus y su integración transversal.

Menos “wow”, más “works”.

¿Y ahora qué? Señales a vigilar

  • Roadmap público más compacto (menos teasers, más entregas).
  • Acuerdos de cómputo y chips que alivien cuello de botella.
  • Integraciones profundas con plataformas de terceros para casos de uso pagables (empresa, devs, creators).
  • Guardrails y confianza: si falla, se nota; si acierta, se adopta.

El veredicto

OpenAI no perdió la carrera, pero ya no corre sola. Altman asume que Google tomó la punta y responde con la única estrategia sensata: apretar el paso. En IA, ganar no es el modelo más grande, sino el mejor producto sostenido.

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Y ahí, la foto cambia cada pocas semanas. Menos promesas, más entregas; menos demos, más usuarios felices.

       

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