El debate sobre los premios más prestigiosos del gaming ha escalado: figuras influyentes y medios especializados coinciden en que los juegos multijugador y live service están sistemáticamente subestimados en la categoría de Juego del Año (GOTY).
Argumentan que los criterios actuales favorecen las narrativas cerradas, penalizando a títulos que dependen de la evolución constante, la comunidad y el equilibrio técnico.
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La maldición del Live Service y el sesgo narrativo
El núcleo de la controversia radica en los criterios de evaluación del GOTY. Históricamente, el premio tiende a reconocer la excelencia narrativa, la dirección artística y la finalización impecable de una experiencia single-player (un jugador). Esto crea un sesgo natural contra los juegos como servicio (live service).

Los juegos multijugador y cooperativos, como los shooters o action-RPGs competitivos, no solo no han ganado el GOTY desde hace casi una década (el último multijugador puro que ganó fue Overwatch en 2016), sino que a menudo son relegados a categorías secundarias como “Mejor Multijugador” o “Mejor Soporte Comunitario”. La percepción es que un juego que se actualiza constantemente (y por lo tanto nunca está “terminado” en el sentido tradicional) o que depende de un modelo de monetización continuo, es inherentemente menos merecedor del máximo galardón que una narrativa cerrada de 40 horas.

La injusticia de la comparación: El valor del diseño social
Quienes defienden la necesidad de un GOTY exclusivo para multijugador argumentan que el valor de estos juegos se mide con métricas completamente diferentes que la narrativa. La excelencia en un juego live service o multijugador se encuentra en:
- El Diseño Social: La forma en que la comunidad interactúa y cómo la plataforma logra mantener un ecosistema saludable.
- La Ingeniería Técnica: La estabilidad de los servidores, el netcode y el constante reajuste del equilibrio de clases o armas.
- La Rejugabilidad Infinita: La capacidad de crear una experiencia atractiva que perdure no por su final, sino por su constante evolución y adición de contenido a largo plazo.
Al comparar un juego que prioriza la interacción humana constante y el soporte técnico (como el popular Helldivers 2 en su momento, o títulos de esports) con una aventura épica con un guion cerrado, se comete una injusticia metodológica que subestima el impacto cultural y económico de los juegos multijugador.

El futuro de los premios: ¿Una división necesaria para la diversidad?
La solución que se impulsa en el debate es la creación de un premio “Juego del Año Multijugador” que se sitúe al mismo nivel de prestigio que el GOTY tradicional. Esto permitiría a la industria reconocer genuinamente los méritos técnicos y de diseño social sin forzar la comparación con una obra narrativa.

El precedente existe en otras categorías, como “Mejor Juego Independiente” o “Mejor Juego Móvil”, que separan las experiencias por plataforma o presupuesto. Una división formal del GOTY podría dar la visibilidad merecida a los estudios que innovan en el formato de servicio, premiando el rigor en el roadmap de contenido y la respuesta activa a la comunidad, elementos que actualmente quedan opacados por la brillantez cinematográfica de los juegos single-player nominados.

