La revolución de la Inteligencia Artificial (IA) generativa no solo está optimizando la productividad de las empresas, sino que, según Bill Gates, está redefiniendo por completo el panorama laboral global en un tiempo récord.
Lee también: ¿Hay un exceso de ayudas en los videojuegos actuales?
PUBLICIDAD
En una reciente entrevista, el cofundador de Microsoft y filántropo aseguró que “dentro de diez años, la mayoría de las tareas humanas podrán ser realizadas por inteligencia artificial”. Esta predicción sitúa el año 2035 como el punto de inflexión en el que la automatización superará la capacidad humana en la ejecución de responsabilidades rutinarias.

Una transformación optimista
Gates equiparó la magnitud del cambio con la llegada de la computadora personal en los años setenta, un evento que también generó temor a la pérdida de empleos. Sin embargo, su visión sobre el futuro es profundamente optimista.
El empresario enfatizó que el objetivo de la IA no es reemplazar a las personas, sino liberar tiempo y recursos para que la humanidad pueda dedicarse a actividades más creativas, estratégicas e innovadoras.
“La historia demuestra que las nuevas tecnologías crean más oportunidades de las que eliminan”, afirmó Gates, recordando cómo las revoluciones tecnológicas previas impulsaron la creación de nuevos sectores laborales.

La IA como herramienta de equidad
El magnate tecnológico también destacó el potencial de la IA para reducir la desigualdad global. En su rol dentro de la Fundación Bill y Melinda Gates, ha observado cómo la IA puede ofrecer soluciones escalables y de bajo costo a grandes limitaciones en países en desarrollo, especialmente en áreas críticas como la salud y la educación.
PUBLICIDAD
Gates citó como ejemplos la posibilidad de:
- Asistir a docentes en la creación de materiales de enseñanza personalizados.
- Ayudar a médicos en el diagnóstico temprano de enfermedades y llevar asistencia a zonas remotas.
“La IA puede ser una herramienta extraordinaria para cerrar brechas, no para ampliarlas”, sentenció, reafirmando una postura que ha mantenido por años sobre el potencial humanitario de la tecnología.
Para el empresario, el mayor desafío actual no es tecnológico, sino ético: gobiernos, empresas y ciudadanos deben trabajar juntos para establecer marcos de regulación que aseguren un desarrollo responsable y gestionado de esta herramienta, que, si se utiliza correctamente, podría ser la más poderosa para mejorar las vidas a nivel mundial.