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Hay un problema con los satélites de Elon Musk: Es están cayendo demasiado rápido

Elon Musk quería llenar el cielo de internet… pero ahora le están lloviendo satélites. Y no es una metáfora.

Elon Musk
President Trump Holds Press Conference With Elon Musk in White House's Oval Office Elon Musk speaks alongside U.S. President Donald Trump to reporters in the Oval Office of the White House on May 30, 2025 in Washington, DC. (Kevin Dietsch/Getty Images)

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Imagina estar caminando tranquilo y que de repente te caiga un satélite del cielo. Suena a ciencia ficción, ¿no? Bueno, no lo es tanto. Según expertos del sector espacial, actualmente caen entre 1 y 2 satélites Starlink cada día. Y no es porque estén en oferta.

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Los satélites de Elon Musk, que forman parte del ambicioso proyecto Starlink para llevar internet al rincón más recóndito del planeta, están empezando a volverse un problema… bastante literal.

La Tierra está rodeada por más de 8.000 de estos pequeños aparatos, y el número no para de subir. Lo que también sube (y luego baja) es la tasa de caída.


¿Por qué están cayendo los satélites?

La explicación es sencilla: el cielo está lleno, y muchos de los satélites lanzados en los primeros años ya están viejos, fallan o simplemente cumplen su vida útil.

El astrofísico Jonathan McDowell, quien lleva la cuenta de estos eventos cual bitácora de naufragios espaciales, asegura que la caída de estos aparatos ya no es un evento raro, sino un fenómeno diario.

Y esto es solo el comienzo. Con los planes actuales de SpaceX para lanzar más de 30.000 satélites en los próximos años (sí, leíste bien), y China añadiendo otros 20.000 al combo, el futuro pinta saturado. Tan saturado que McDowell predice un escenario donde podríamos ver 5 satélites cayendo por día.

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Pero si caen... ¿dónde caen?

En general, la mayoría se desintegra al entrar en la atmósfera. Pero siempre existe el riesgo de que algún pedazo llegue hasta el suelo. Aunque es poco probable que caigan en zonas habitadas, el riesgo existe.

Y si cae en un parque natural, reserva protegida o simplemente donde no debería, las consecuencias pueden ser importantes.

La ciencia dice: “¡Paren de lanzar cosas!”

Desde hace tiempo, la comunidad científica viene alzando la voz. ¿El problema? Varias capas:

  • Medioambiental: más chatarra espacial = más contaminación.
  • Visual: los telescopios tienen que hacer malabares para poder ver el universo entre tanto satélite.
  • Riesgos físicos: no es broma, un satélite fuera de control puede ser peligroso.

Y aunque la ciudadanía común tal vez ni se entere de lo que pasa sobre sus cabezas, para los astrónomos es un dolor de cabeza constante. Cada punto brillante no deseado que cruza su campo visual puede arruinar observaciones clave del universo.

¿Y qué dicen los gobiernos?

Mientras Europa planea lanzar satélites con más moderación, Estados Unidos y China parecen estar compitiendo por ver quién convierte el cielo en una carrera de obstáculos orbital. Y a este paso, los astrónomos del futuro necesitarán más edición digital que un influencer en Instagram.

Conclusión: el cielo ya no es el límite

Lo que alguna vez fue una hazaña de ingeniería ahora empieza a parecer una avalancha sin frenos. Elon Musk soñaba con un cielo lleno de conectividad… pero está creando un tráfico espacial con más caídas que una red Wi-Fi pública.

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Si los pronósticos se cumplen, el futuro del espacio será tan congestionado como la hora pico. Solo queda esperar que no empiecen a poner semáforos allá arriba.

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