OpenAI no tiene capa, pero últimamente parece superhéroe. La empresa detrás de ChatGPT acaba de sacar la tarjeta roja a varias cuentas sospechosas. ¿La razón? Usaban el chatbot para pedir ideas sobre cómo espiar redes sociales, diseñar malware y automatizar procesos bastante oscuros. Y lo más curioso: algunas cuentas estarían relacionadas con entidades del gobierno chino. ¿Inteligencia artificial o inteligencia demasiado literal?
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¿Espías en la sala?
Todo comenzó cuando ChatGPT recibió preguntas bastante... incómodas. Usuarios le pedían que describiera herramientas para “escuchar” lo que ocurre en redes sociales.
Pero el modelo no cayó en la trampa. En lugar de responder, OpenAI lo tomó como una señal de alerta y, acto seguido, cerró cuentas con posibles vínculos oficiales chinos.
¿Es esto parte de una nueva novela de ciencia ficción? No, es el último informe público sobre amenazas reales que la empresa ha publicado desde su cuartel general en San Francisco.
Cuando ChatGPT dice “no gracias” al cibercrimen
Pero eso no fue todo. OpenAI también detectó y eliminó cuentas en chino que estaban usando el sistema para ayudar en campañas de phishing, generación de malware y automatización con DeepSeek, una herramienta tecnológica de desarrollo de China.
Y si creías que solo había drama oriental, prepárate: también aparecieron grupos rusos que intentaban sacarle jugo a la IA para crear software malicioso. Una especie de torneo internacional del lado oscuro de la programación... que fue cancelado por el árbitro antes del primer gol.
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¿Puede la IA volverse mala?
OpenAI aseguró que, aunque se intentó sacar provecho malicioso de la tecnología, no hay evidencia de que sus modelos hayan aprendido trucos nuevos de los malos.
En otras palabras: ChatGPT no se volvió un villano con poderes extra. Desde febrero de 2023, han detectado y neutralizado más de 40 redes sospechosas, y eso que no tienen visión de rayos X (todavía). “Nuestros modelos rechazan indicaciones abiertamente maliciosas”, dicen desde OpenAI con tono de moderador de foro.
Tecnología, tensión y... ¿TikTok?
Este episodio no es casualidad: llega justo cuando la rivalidad entre Estados Unidos y China por el control de la inteligencia artificial está que arde. Mientras un bloque quiere regular y el otro avanzar, OpenAI juega al equilibrista: innovación con control.
Por ahora, la embajada china en EE. UU. ha guardado silencio, pero no sería raro que pronto veamos otro capítulo en esta telenovela tecnológica global.
OpenAI crece, pero también se pone serio
Aunque ya se convirtió en la startup más valiosa del planeta con 500 mil millones de dólares en valor y más de 800 millones de usuarios semanales, OpenAI sabe que con grandes poderes vienen grandes responsabilidades.
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Por eso, seguirán publicando informes públicos sobre amenazas y eliminando cuentas con intenciones oscuras. Porque, aunque ChatGPT no sea detective, no quiere ser cómplice de nadie que use la IA para hacer travesuras que cruzan la línea.