El cometa interestelar 3I/ATLAS continúa su trayectoria a través del sistema solar, generando expectación en la comunidad astronómica por su origen externo y su alta velocidad. Recientemente, el objeto fue captado por el rover Perseverance de la NASA, el cual lo fotografió desde la superficie de Marte el pasado 4 de octubre.
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El avistamiento es significativo, ya que confirma que el objeto sigue siendo observado activamente, a pesar de que algunas páginas web de la NASA reportaron una detención en sus actualizaciones debido a reajustes presupuestarios.

Un cometa que solo visita una vez
El 3I/ATLAS tiene una característica única que lo diferencia de los cometas de nuestro sistema: su trayectoria es hiperbólica, lo que lo convierte en un objeto interestelar.
Según explicó el astrónomo Juan Pablo Carvajal (CATA/UC), el cometa es un visitante único: “Al ser interestelar, es algo que nos visita solo una vez y no se repite”. Se estima que el objeto se originó en torno a otra estrella de la Vía Láctea, y su antigüedad podría ser incluso superior a la de nuestro Sol.

Aunque existió especulación sobre si podría tratarse de tecnología extraterrestre —una teoría que el experto califica como más cercana a la “especulación que a la ciencia”—, la evidencia indica que es un cometa con una velocidad extremadamente alta.
Perihelio y su última oportunidad de observación
El 3I/ATLAS está próximo a alcanzar su punto de máxima cercanía con nuestra estrella, conocido como perihelio.
- Fecha clave: El cometa estará más cerca del Sol el próximo 29 de octubre.
- Visibilidad: En términos astronómicos, el objeto ya está muy cerca del Sol, lo que dificulta su observación con telescopios ópticos nocturnos. No obstante, instrumentos especializados como el radiotelescopio ALMA en Chile aún pueden rastrearlo.

Tras el perihelio, el cometa comenzará a alejarse y regresará a los confines del espacio. Si logra sobrevivir al intenso calor del Sol sin fragmentarse o desintegrarse, volverá a ser visible para los telescopios terrestres en noviembre, y tendrá su máximo acercamiento a la Tierra en diciembre, antes de perderse definitivamente en 2026.