A Google le llegó una factura bastante salada desde Europa: 2.950 millones de euros, o lo que es lo mismo, unos 3.500 millones de dólares. ¿El motivo? La Comisión Europea dice que el gigante tech se pasó de listo con su negocio de publicidad, aprovechando su posición dominante para dejar a la competencia en segundo plano… y de paso, hacer que los anuncios salgan más caros.
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Según las autoridades, eso terminó afectando no solo a anunciantes y editores, sino también a los consumidores. Porque si todo cuesta más, alguien tiene que pagar la cuenta, ¿no?
Tiene 60 días para portarse bien (o lo obligan)
La Comisión Europea fue clara: Google tiene 60 días para presentar un plan que arregle el lío. ¿Y si no lo hace? Entonces podrían obligarlo a hacer algo más drástico, como vender parte de su negocio de tecnología publicitaria. Sí, así de en serio se lo tomaron.
Este problema no es nuevo. La investigación empezó en 2021 y ya desde 2023 se hablaba de “desinvertir”, es decir, que Google se desprenda de una parte de su emporio publicitario. ¿Por qué tanto lío? Porque el gigante no solo pone anuncios, también controla cómo se compran, se venden y se muestran.
En EE.UU. también le están echando el ojo
Y por si fuera poco, Estados Unidos también se le vino encima. El Departamento de Justicia norteamericano está intentando desarmar el mismo negocio de publicidad de Google, diciendo que también allá se están pasando de la raya con las leyes antimonopolio.
En resumen: Europa y EE.UU. están sincronizados en decirle a Google “basta de jugar solo”.
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Google responde: “Esto no tiene sentido”
Google no tardó en defenderse. En una declaración enviada a The Verge, Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de asuntos regulatorios de la compañía, dijo que la decisión de la Comisión Europea es “errónea” y que la multa es un despropósito. Además, aseguró que los cambios que les exigen podrían perjudicar a miles de empresas europeas que dependen de sus herramientas para anunciarse y ganar dinero.
La empresa ya avisó que va a apelar la decisión, así que este drama todavía no terminó.
Otro capítulo más en la novela de las grandes tecnológicas
Esta no es la primera vez que una empresa gigante como Google, Meta o Apple se enfrenta a los reguladores. De hecho, cada vez hay más presión sobre las big tech para que jueguen limpio, sobre todo en temas como privacidad, publicidad y —cómo no— inteligencia artificial.
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Mientras tanto, Google tiene dos meses para pensar cómo sale de este lío… sin que le toque vender parte de su imperio.