Imagínate escribirle por WhatsApp a tu tío antitecnológico o a esa amiga que juró lealtad eterna a Signal y que, aun así, te contesten sin instalar nada. Ese es el escenario que plantea “Chats de invitados”, la novedad cazada en la beta 2.25.22.13 de Android: conversaciones cifradas entre usuarios de la app y ‘visitantes’ de paso.
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¿Milagro de la mensajería moderna o jugada obligada por las normas de la Unión Europea? Tal vez un poco de ambas cosas.
¿Qué demonios son los “chats de invitados”?
En pocas palabras, WhatsApp convertirá cada conversación en un mini-portal: copias un enlace, se lo mandas a tu destinatario por SMS, correo o paloma mensajera y, ¡zas!, la otra persona aterriza en una interfaz que recuerda a WhatsApp Web.
Sin registro, sin código QR, sin terapia de grupo previa. Es la versión “express” de la app, diseñada para romper la barrera del “es que no tengo Whats”.
Pasos rápidos
- Abres el chat y activas la opción “Invitar por enlace”.
- Compartes la URL donde te plazca.
- El invitado accede desde su navegador, se asigna un alias y listo.
Todo envuelto en cifrado de extremo a extremo, porque Meta sabe que la privacidad es su traje de gala—o al menos eso promete.
Limitaciones: cuando el café viene sin leche ni azúcar
Que nadie sueñe con mandar stickers animados del gato bailando; la versión invitada es más espartana que el dojo de Gokú:
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- Solo texto y emojis básicos. Nada de fotos, videos o audios.
- Sin llamadas ni videollamadas. Tendrás que seguir usando la vieja antena humana llamada “boca” para oír la voz del invitado.
- One to one. Los grupos siguen siendo territorio exclusivo de usuarios registrados.
Meta defiende estas restricciones como “fase inicial”, pero también le sirve para mantener la experiencia bajo control y evitar spam a gran escala.
El contexto europeo: cuando la ley aprieta, la innovación corre
La Ley de Mercados Digitales (DMA) exige que los gigantes tecnológicos permitan la interoperabilidad entre servicios. Telegram, iMessage y compañía ya miran de reojo. WhatsApp respondió con dos vías paralelas:
- Chats de terceros —para integrar apps externas autorizadas.
- Chats de invitados —una solución casera que no depende de nadie más.
Con esta doble estrategia, Meta se asegura de cumplir la normativa sin ceder totalmente las llaves de su jardín amurallado.
¿Ganancia para el usuario… o gancho de marketing?
- Barrera cero: Puedes convencer a tu abuela de 85 años de mandarte un mensaje sin enseñarle a instalar Play Store.
- Demostración gratuita: El invitado prueba el servicio; si le gusta, quizá descargue la app y sume otro número al contador de 2 000 millones de usuarios.
- Privacidad central: El cifrado se mantiene, algo que otras plataformas querrán replicar si no quieren quedarse atrás.
El lado B: las restricciones podrían frustrar a quien espere “la experiencia completa”. Además, los enlaces compartibles podrían convertirse en carnada para phishing si no se usan con cuidado. Como siempre, el diablo está en los detalles… o en los spammers.
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¿Cuándo llegará a todos?
De momento la función se esconde en la beta de Android; no hay fecha oficial para su debut global ni en iOS. Si el ensayo sale bien—y las autoridades de Bruselas no ponen más pegas—no sería raro verla rodar a principios de 2026.
Hasta entonces, sigue siendo material de laboratorio… pero uno con olor a cambio estructural dentro de la mensajería instantánea.