Las palabras feminismo y machismo, aunque similares, tienen significados y connotaciones totalmente diferentes. Muchas veces en debates simplistas, tienden a confundirse ambos términos, pero en la época actual de la nueva mujer es importante comprender la diferencia entre ambos conceptos.
Según define el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), feminismo es la “ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”. Además, propone la palabra como un “movimiento” que apoya dichos ideales.
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De otro lado, machismo queda definida únicamente como la “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”.
La feminista y psicóloga española Victoria Sau, en su diccionario ideológico revisado en el 2000, definió el feminismo como un movimiento de mujeres que surgió en el Siglo VIII como una “toma de consciencia” ante la reacción de la “opresión, dominación y explotación” por parte de las actitudes machistas o patriarcales.
Actualmente, se pueden identificar múltiples grupos feministas que abogan por derechos de diversas índoles, como el ecofeminismo, el feminismo de la igualdad, el feminismo de la diferencia, pero todos, enfocados en la idea de la búsqueda por un lugar equitativo con respecto a los varones en la sociedad.
A diferencia del movimiento feminista, el machismo se vincula con el patriarcado y, según Sau, es un ideal que ha estado siempre. Esto, tal como lo definió, “remite a la forma de poder en la cual los varones dominan a las mujeres, tienen mayor relevancia en todas sus actividades y resultan ser el polo humano por el que se mide el prestigio”. También, destacó que “en una sociedad patriarcal el varón es la medida de todas las cosas”. Ante esto, hay mujeres, no necesariamente feministas, que ven como “enemigos”, no necesariamente a los hombres, sino a lo que implica el machismo o el patriarcado.
Por identificar que los hombres poseen un lugar privilegiado en las sociedad sobre las mujeres, es que las feministas buscan justicia en cuanto a una mejor valoración en la cultura, el trabajo, derechos humanos, la política y la representación en posiciones de toma de decisiones en las distintas esferas en la vida.
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Así que cuando se articulen las palabras feminismo como oposición estricta al machismo, recordemos que no son las dos caras de una misma moneda.
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