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¡Retirada! Hora de abrir los portones

Jerohim Ortiz Menchaca entiende que es un "grave error" mantener la huelga en la UPR

Foto: Pulso Estudiantil

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La decisión del estudiantado de mantener los portones de la Universidad de Puerto Rico cerrados durante la huelga indefinida es un grave error.

Y es que quienes desde distintos frentes luchamos contra las imposiciones de la Junta de Control Fiscal estamos llamados a analizar y determinar si las acciones que tomamos realmente están surtiendo el efecto deseado.

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Es menester preguntarse, ¿Quién tomará las decisiones finales sobre los recortes dispuestos en el plan fiscal? La Junta. ¿Puede esta proceder con los recortes aún cuando los portones de la Universidad están cerrados? Sí, puede.

Si la huelga no ha logrado hasta ahora que el ente dictatorial se siente a negociar con la comunidad universitaria, ¿Quiénes se afectarán más a largo plazo al mantener los portones cerrados? Los estudiantes.

Claro está, si se concreta el recorte de 450 millones de dólares será toda una generación la que no podrá educarse sin que tenga que vender su alma en el proceso.

En esta lucha tan desigual la estrategia de la Junta y el gobierno es la del desgaste.

En ese tipo de lucha somos nosotros quienes nos desgastamos. Los siete dioses de Wall Street continúan su cotidianeidad sin inmutarse.

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El gobierno castrado, políticamente también tiene una salida: Echarle la culpa a la Junta y reclamar que nada de esto ocurriría si fuéramos estado de Estados Unidos.

A fin de cuentas, es necesario comprender, que en gran medida los conflictos políticos modernos son una lucha por la opinión pública. Es decir, si la mayoría de la gente entiende y acoge una causa las probabilidades de éxito de esta incrementan grandemente. Ese fue el caso de la lucha por la salida de la Marina de Vieques, de la excarcelación de Oscar López Rivera y también de la cancelación (gloriosa) del programa de chismes Súper Xclusivo.

Hace un mes, donde quiera que uno preguntaba, 6 o 7 de cada 10 personas favorecían la huelga y la lucha estudiantil. Hoy temo que esa proporción se ha invertido.

Esto es así porque se cometieron errores tácticos y se permitió que el adversario los definiera como una minoría violenta, vaga e intransigente que no quiere dialogar.

Poco importa en ese contexto si es verdad, ha calado en la siquis de una porción considerable de la población y eso hace un daño incalculable a la causa.

Entonces, ¿Deben abrir los portones y no hacer nada ante la amenaza del desmantelamiento de la UPR? ¡De ninguna manera!

No obstante, es necesario poner en pausa la huelga, abrir los portones,dar paso a una negociación con la administración a través del Comité de Diálogo. En el proceso se termina el semestre, se lleva a cabo la graduación. Mientras tanto, continúen realizando piquetes y paros relámpago que mantengan vivo el tema de modo que no se olvide en la memoria colectiva.

Durante los próximos meses es necesario tender puentes con comunidades universitarias en Washington DC y New York. Realizar foros allá, posicionarse en la discusión pública allá e hilvanar un discurso que logre calar en la consciencia de los ciudadanos de ese país. Es vital además insertar a la diáspora en el proceso y lograr su militancia.

Si las negociaciones fracasan se reestablece en agosto el voto de huelga pero esta vez, con mayores apoyos, se paraliza Washington, Wall Street y se llevan protestas y propuestas concretas donde los miembros de la Junta estén. Y es que si no les duele a ELLOS nada va a cambiar.

Es importante delimitar además que, en esta coyuntura, luchamos contra las imposiciones del Congreso, La Junta de Control Fiscal, los Fondos Buitres y el gobierno de Puerto Rico. Con nadie más. Ni la banca puertorriqueña, ni los periodistas (que NO representan a los medios corporativos para los que trabajan) son el objetivo de esta lucha. Si nos enemistamos (o se da esa impresión) con el mundo entero ¿Quién quedará de nuestro lado?

Sun Tzu dijo en su obra maestra, el Arte de la Guerra, que retirarse, reagruparse y replantearse la estrategia a tiempo hace la diferencia entre una gran victoria o la más amarga y aplastante de las derrotas.

Los boricuas decimos lo mismo más sencillo: encabuya y vuelve y tira.

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