Los demócratas del Senado dieron a conocer un proyecto presupuestario el lunes que asigna 3,5 billones (trillions) de dólares en gasto y exenciones fiscales destinados a fortalecer programas sociales y ambientales.
La medida sienta las bases para una legislación que podría lograrse a finales de este año y que prevé más dinero para atención médica, educación, servicios familiares y programas ambientales y exenciones de impuestos para las familias, y gran parte de ese dinero se pagaría con aumentos de impuestos para los ricos y las corporaciones.
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La introducción del presupuesto marca el comienzo de un largo recorrido legislativo. Para tener éxito, los demócratas tendrán que superar la probable oposición republicana unánime y encontrar el punto óptimo entre las demandas de sus propias facciones progresistas y moderadas, a menudo antagónicas.
Será una tarea complicada en un Congreso que controlan por estrechísimo margen. Necesitarán el apoyo de todos los demócratas en el Senado dividido 50-50 y, en su caso, el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris.
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“En esencia, esta legislación trata de restaurar la clase media en el siglo XXI y dar a más estadounidenses la oportunidad de llegar allí”, dijo el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, demócrata por Nueva York, en una carta a sus colegas donde dio a conocer el plan.
La resolución pide la creación de una estancia gratuita para infantes de tres y cuatro años, así como dos años de colegio comunitario gratuito; ampliar las exenciones fiscales para los niños y algunos trabajadores de bajos ingresos; y el establecimiento de licencias familiares pagadas y por enfermedad.
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La cobertura de Medicare se ampliaría para cubrir prestaciones dentales, auditivos y de la vista. El gasto aumentaría para vivienda, atención médica domiciliaria y capacitación laboral, y los nuevos recursos se destinarían a esfuerzos que fomenten una transición más rápida a la energía limpia.
Para pagar los planes, se aumentarían los impuestos para los ricos y las grandes corporaciones, sin ningún aumento para las personas que ganan menos de 400.000 dólares al año, una promesa clave de la campaña del presidente Joe Biden. El presupuesto también exige reducir los precios que el gobierno federal paga por los productos farmacéuticos que compra para los beneficiarios de Medicare.