Japón amplió el viernes el estado de emergencia por coronavirus a cuatro áreas más, además de Tokio, luego de incrementos récord en los casos de COVID-19 mientras la capital es sede de los Juegos Olímpicos.
El primer ministro Yoshihide Suga declaró emergencia en Saitama, Kanagawa y Chiba, cerca de Tokio, así como en la ciudad occidental de Osaka, a partir del lunes y hasta el 31 de agosto. Las medidas de emergencia ya vigentes en Tokio se extenderán hasta finales de agosto, después de los Juegos Olímpicos y bien entrados los Juegos Paralímpicos que comienzan el 24.
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Tokio reportó cifras récord de casos durante tres días seguidos, incluidos 3.865 el jueves y otros 3.300 el viernes. Los contagios se han duplicado desde la semana pasada, aunque los funcionarios dicen que el aumento no está relacionado con las Olimpiadas.
Los Juegos, que se demoraron un año por la pandemia, arrancaron oficialmente hace una semana. La presencia de espectadores está prohibida en todas las sedes de la zona de Tokio.
En la reunión del viernes de expertos gubernamentales, la ministra de Salud, Norihisa Tamura, dijo que el repunte en Tokio a pesar de estar bajo el estado de emergencia durante dos semanas es un “desarrollo alarmante que es diferente de todo lo que hemos visto antes”.
A nivel nacional, Japón informó el jueves 10.687 casos confirmados, superando los 10.000 por primera vez. Ha registrado 15.166 muertes por COVID-19, incluidas 2.288 en Tokio, desde que comenzó la pandemia.
Japón ha mantenido sus casos y muertes más bajos que muchos otros países, pero su promedio móvil de siete días está creciendo y ahora se sitúa en 28 por cada 100.000 personas en todo el país y 88 por cada 100.000 en Tokio, según el Ministerio de Salud. Esto se compara con 18,5 en Estados Unidos, 48 en Gran Bretaña y 2,8 en la India, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
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Las medidas de emergencia se centran en la prohibición del alcohol en los restaurantes y bares de karaoke y en reducir su horario, pero se han vuelto menos efectivas porque solo se pide a las personas que se queden y trabajen desde casa. Muchos han desafiado las medidas porque se han cansado de la vida restrictiva y cooperan menos a pesar de que la cepa delta, que es más contagiosa, se está extendiendo.
Hasta el jueves, el 27% de la población japonesa estaba completamente vacunada. El porcentaje de ancianos que están completamente vacunados es del 71,5%.