Nueva Delhi impuso un confinamiento de una semana el lunes por la noche para evitar el colapso del sistema de salud de la capital india debido a un aumento explosivo de casos de coronavirus.
En escenas ya vistas en otros lugares, las ambulancias van de un hospital a otro tratando de encontrar una cama vacía, mientras que los pacientes forman filas fuera de las instalaciones médicas esperando ser admitidos. También hay ambulancias inactivas fuera de los crematorios, con media docena cadáveres cada una.
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“La gente sigue llegando, en una situación casi colapsada”, dijo el doctor Suresh Kumar, que dirige el Hospital Lok Nayak Jai Prakash Narayan, uno de los más grandes de Nueva Delhi para el tratamiento de pacientes con COVID-19.
La mayoría necesita oxígeno desesperadamente, dijo Kumar. Pero la ciudad enfrenta escasez de oxígeno y de algunos medicamentos.
Apenas unos meses después de que India pensara que había visto lo peor de la pandemia, el virus ahora se está propagando a un ritmo más rápido que en cualquier otro momento, dijo Bhramar Mukherjee, bioestadístico de la Universidad de Michigan.
El repunte es devastador para la India y ha pesado mucho en los esfuerzos globales para poner fin a la pandemia, ya que el país es un importante productor de vacunas.
La cifra mundial de muertos por el coronavirus superó los 3 millones el sábado.
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India reportó más de 270.000 infecciones el lunes, su mayor aumento diario desde que comenzó la pandemia. Ahora ha registrado más de 15 millones de infecciones y más de 178.000 muertes. Los expertos coinciden en que es probable que estas cifras estén subestimadas.
En respuesta, las autoridades han comenzado a imponer medidas estrictas nuevamente. Todas las tiendas y fábricas cerrarán una semana, excepto aquellas que brindan servicios esenciales, como tiendas de comestibles. Las personas no deben abandonar sus hogares, excepto por un puñado de razones, como buscar atención médica. También se les permitirá viajar a aeropuertos o estaciones de tren.