La escasez mundial de semiconductores y la tormenta invernal de febrero pasado se combinaron para obligar a Ford a construir sus pickups F-150 sin algunas de sus computadoras.
Las camionetas se quedarán en las fábricas durante “algunas semanas”, y se enviarán a las concesionarias una vez que las computadoras estén disponibles y se realicen las revisiones de calidad, informó la compañía el jueves.
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La escasez global de semiconductores también obligó esta semana a Honda y a Toyota a anunciar recortes de producción en algunas de sus plantas en América del Norte. De igual manera, General Motors se ha visto forzado a fabricar pickups que no cuenten con algunas de sus computadoras e instalarlas más adelante.
Es posible que la medida tomada por Ford reduzca el inventario de las camionetas de la serie F, el vehículo de mayor venta en Estados Unidos. Las existencias ya son bajas debido a la alta demanda y a las perdidas de producción relacionadas con el cierre de fábricas del año pasado por la pandemia del coronavirus.
Ford también anunció que construirá la camioneta Edge sin sus computadoras y las enviará posteriormente, además de que cancelará algunos turnos de jueves y viernes en una ensambladora de Louisville, Kentucky, donde se fabrica la camioneta Ford Escape.
Las automotrices han señalado que no prevén que la escasez de chips mejore antes del tercer trimestre del año. Ford ha dicho que la escasez podría reducir sus ganancias antes de impuestos en 1.000 millones de dólares para quedar en 2.500 millones, aun si compensa parte de la producción perdida en el segundo semestre.
Volkswagen, Fiat Chrysler (ahora Stellantis) y Nissan también afirman que se han visto afectadas por la escasez y se han visto obligadas a retrasar la producción de algunos modelos a fin de mantener las operaciones en otras fábricas.
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Funcionarios de la industria afirman que las compañías de semiconductores desviaron la producción a los aparatos electrónicos de consumo durante el punto más bajo de venta de autos por la pandemia, la primavera pasada. Las automotrices de todo el mundo se vieron obligadas a cerrar fábricas para evitar la propagación del virus. Una vez que se recuperaron, no contaban con suficientes chips debido a la alta demanda de electrónicos personales.
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