Las tormentas que causaron al menos 30 muertes en el sureste de Estados Unidos –y que sumaron otra tragedia a la pandemia de coronavirus– avanzaban el lunes hacia el este del país, dejando más de un millón de hogares y negocios sin electricidad, además de inundaciones y deslaves.
En Alabama, las personas que buscan refugio de los tornados se apiñaron en albergues comunitarios, con mascarillas en sus rostros para protegerse de la propagación del COVID-19. Un tornado arrasó una vivienda en Mississippi excepto un cuarto de concreto donde una pareja y sus hijos salieron ilesos, pero otras 11 personas fallecieron en el estado.
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Aproximadamente a 85 millas de Atlanta, en las montañas del norte de Georgia, Emma y Charles Pritchett permanecieron en su casa orando mientras lo que se presume era un tornado hacía añicos el resto de su casa.
“Me dije, ‘si vamos a morir, voy a estar a su lado’”, afirmó la mujer el lunes. Ambos resultaron ilesos.
Nueve personas murieron en Carolina del Sur, dijo el gobernador Henry McMaster, y ocho más en Georgia. Otros fallecieron por caída de árboles o dentro de inmuebles que se derrumbaron en Arkansas y Carolina del Norte.
Con un puñado de tornados ya confirmados en el sur de Estados Unidos y tormentas aún intensas en la costa este, los meteorólogos buscaban la manera de determinar cuánto del daño fue causado por tornados.
Al azotar primero en domingo de Pascua en medio de una región prácticamente desolada debido a las medidas de confinamiento por el coronavirus, el frente de la tormenta hizo que se tomaran algunas medidas incómodas. La gobernadora de Alabama, Kay Ivey, tuvo que suspender las normas de distanciamiento social y algunas personas con cubrebocas se apiñaron en refugios para situaciones de tormentas.
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Fuertes lluvias se desataron durante la noche, causando inundaciones y deslaves en zonas montañosas, y derribaron el cableado eléctrico que abastece a cerca de 1,3 millones de clientes en un largo tramo de Texas a Maine, de acuerdo con el portal poweroutages.us.
En el sureste de Mississippi, Andrew Phillips se refugió en un “cuarto de seguridad” del tamaño de un guardarropa junto con su esposa y dos hijos horas después de ver una misa de Pascua por internet una vez que la pandemia obligó a su iglesia a suspender las ceremonias en persona. Luego llegó el tornado, llevándose su hogar, su negocio de procesamiento cárnico y vehículos en Moss, un poblado rural de Mississippi. El cuarto, construido con concreto, fue lo único que quedó de la propiedad.