Una de las historias más conmovedoras que ha dejado la pandemia mundial por coronavirus llega desde Italia.
Uno de los puntos más álgidos de la enfermedad. Allí el sarcedote Giuseppe Berardelli se sacrificó por un paciente más joven y luego murió a sus 72 años.
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Precisamente el país europeo suma más de 6.000 fallecidos y 63.927 contagiados, de los cuales se han recuperado 7.432 personas, pero aún sigue empeorándose el panorama porque no se detienen los infectados.
Ofrenda en tiempos de coronavirus
El párroco de la pequeña localidad de Casnigo murió en el hospital de Lovere, cerca de Bérgamo, uno de las regiones más afectadas.
Esto sucedió luego de luchar durante varios días contra el COVID-19 y padecer dificultades respiratorias.
Como en el centro de salud no había suficientes respiradores, sus feligreses hicieron una colecta y le compraron el artefacto.
El religioso se enteró que había un paciente más joven que lo necesitaba, al cual presuntamente no conocía.
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Decidió hacerle la donación y esto ocasionó su muerte, según lo que reseñó el diario italiano Araberara.
El último adiós
Sus restos mortales fueron devueltos al pueblo de 3.500 habitantes donde residía para que los fieles pudieran despedirse del sacerdote.
Uno de los héroes que ha dejado la lucha humanitaria alrededor del mundo para salvar la mayor cantidad de vidas posibles.
Ahí fue aplaudido por la comunidad desde sus balcones, debido al riesgo inminente que existe de contagio.
Se les prohibió realizar un funeral tradicional como dicta la iglesia católica.
Según escribió el diario El Confidencial, los conocidos lo describieron como una “persona sencilla y directa”, amable y que ayudaba a todo el mundo, creyentes y no creyentes.
Siempre era cordial y participaba en todo aquello que tenía relación con su parroquia, apuntaron.
De momento, 60 curas han muerto en el país con forma de bota a raíz del coronavirus y se posiciona como la nación que se ha visto más afectada.
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