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Los funcionarios de salud de México confirmaron en las últimas horas dos nuevos casos de COVID-19 en el país, pero aseguraron que actualmente no hay una emergencia nacional por la enfermedad transmitida por un nuevo coronavirus.
El Departamento de Salud indicó el viernes por la noche que uno de los casos involucra a un paciente en la Ciudad de México, que se sumó a los dos primeros casos confirmados anunciados la víspera. Uno de ellos también se hallaba en la capital mexicana y el otro en el estado noroccidental de Sinaloa.
El sábado, Miguel Riquelme Solís, el gobernador del estado norteño de Coahuila, dijo que funcionarios federales de salud habían confirmado un cuarto caso, en la ciudad de Torreón. Se trata de una mujer de 20 años que viajó a Europa, incluyendo Milán, en enero y febrero y que regresó a México el 25 de este mes.
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“A los dos días inició con los síntomas, y venía con otros dos jóvenes que estamos ahorita también buscando entre el gobierno federal y el gobierno del estado de Coahuila para poder hacer también la revisión necesaria”, detalló Riquelme en una entrevista con Milenio televisión.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, explicó que mientras en el país sólo se registren casos aislados no es necesario tomar “medidas extremas, como cancelar eventos masivos”.
México fue el epicentro del brote en 2009 del virus H1N1, también llamado gripe porcina, y muchos en el país tienen recuerdos vívidos de esa época.
En aquel entonces, muchos se quedaron en casa tanto como fue posible y evitaron reuniones por miedo. Tiendas, restaurantes y otros negocios permanecieron cerrados. En la capital, las calles eran inquietantemente silenciosas en comparación con el habitual tráfico caótico.
Hasta ahora no se ha repetido ese tipo de miedo.
Hubo reportes de compras excepcionales de artículos como cubrebocas y desinfectante para manos, y la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes dijo que la escasez de esos artículos probablemente causaría un aumento de los precios.
Algunos residentes de la Ciudad de México usan cubrebocas en público, incluso en condiciones normales, con la idea de prevenir enfermedades o por la contaminación. Parecía haber un ligero aumento en el número de personas que los portaban en público tras el anuncio de la llegada del virus al país, pero seguía siendo una pequeña minoría.
La Conferencia del Episcopado Mexicano advirtió que los feligreses deben evitar el contacto físico durante el intercambio ritual de deseos de paz y que las hostias de comunión deberán entregarse en las manos de los comulgantes en vez de dárselas directamente en la boca.
“Pues sí, da como un poco de temor”, afirmó Sugeit Arizmendi, una ama de casa de 41 años que se hallaba en una plaza capitalina el sábado en compañía de su hija Abril _una menor de 10 años que usaba cubrebocas porque estaba enferma de gripa. Arizmendi comentó que recientemente fue a saludar a una persona que conoce, pero ésta se lo impidió.
“Me dijo no, no, no, no me saludes, no me saludes”, añadió Arizmendi. “‘Ya nos dijeron que de mano no, ni de beso”.
Varias personas usaban cubrebocas también en esa plaza de la alcaldía de Coyoacán, en el sur de la capital, donde familias paseaban mano en mano o comiendo churros.
Una de ellas fue María Fernanda Olivares, una estudiante de la secundaria de 15 años. Acompañada por su papá, expresó su deseo de que todos los mexicanos tomen precauciones para prevenir la difusión del virus.
“Esto no es algo que se deba de tomar a lo ligero”, aseveró.
El presidente Andrés Manuel López Obrador trató de minimizar la gravedad de la enfermedad COVID-19 al decir el viernes que “ni siquiera es equivalente a la influenza”.
La gripe estacional mata a más gente porque hay más contagios, pero parece que el nuevo virus tiene una tasa de mortalidad mucho mayor.
