GRAND BAHAMA, BAHAMAS – El zumbido de la planta eléctrica fue el indicio para que Donna Pea diera la señal de detener el camión. La líder comunitaria llevaba 30 minutos dirigiendo a un grupo de voluntarios puertorriqueños hacia las zonas más afectadas por el devastador huracán Dorian.
Al abrir el camión, decenas de damnificados se formaron en fila, con bolsas en mano, para abastecerse de artículos de primera necesidad. “Agua, ¡necesitamos agua!”, exclamó una de las víctimas del ciclón que atravesó la isla con la fuerza de un huracán categoría cinco, el peor que ha sobrevivido el archipiélago en su historia.
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“¿Tienen agua?, en casa no hay nada de agua”, insistió otro sobreviviente.
A dos meses del paso del fenómeno atmosférico, la gran mayoría de los hogares cuentan con servicio de energía eléctrica, pero el acceso a agua potable es limitado, a pesar de que el sistema de acueducto está en funcionamiento.
“Las marejadas del huracán fueron tan altas que el agua de mar llegó hasta las represas de agua y afectó la producción. Se está pidiendo a toda la gente en la isla que siga consumiendo el agua para bajar los porcentaje de salinidad”, dijo el director de logística de la fundación Third Wave, Gabriel Rosario.
El puertorriqueño prevé que esto traerá consecuencias a la salud a largo plazo, ya que deteriora la higiene personal de los residentes. “Estamos viendo que, en muchas de las casas, la higiene no es la mejor. Cada vez hay más niños y adultos enfermos. No graves, pero a la larga, esto podría empeorar”, lamentó Rosario.
A raíz de esta problemática, la organización boricua Help Bahamas reforzó sus suministros con productos de higiene personal y artículos de primera necesidad para la familia. “Por nuestra experiencia con María supimos cuán importante era ayudarlos”, expresó Christian Ojeda, uno de los fundadores de la entidad sin fines de lucro que recibió fondos de empresas locales, como Unique Services, iglesias y ciudadanos.
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“Esta es la segunda ocasión que venimos y todavía vemos gente con necesidades básicas”, agregó Ojeda mientras repartía generadores eléctricos, artículos escolares y pañales a un grupo de residentes, quienes esperaban su turno para recibir ayuda bajo el candente sol.
Una de ellas fue Dorothy Bain, quien no logró abastecerse de agua potable, ya que la demanda era más alta que la oferta. “Es imposible lavarse la boca, la cara o cocinar con esta agua”, narró a Metro la mujer mientras mostraba que el agua del grifo estaba turbia y salada.
“Estuve aquí para los huracanes Francis y Jane, pero este (Dorian) ha sido el peor”, agregó Bain y alegó que la respuesta del Gobierno durante los pasados dos meses ha sido pésima.
Ayer, el director de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias (NEMA, en inglés) de Bahamas, Stephen Russell, elevó a 67 la cifra de muertos relacionados con el huracán luego dew haber encontrado dos cuerpos en las islas Ábaco. Las autoridades bahamenses añadieron que el número de refugiados sobrepasa los 750 damnificados y la lista de desaparecidos sobrepasa las 400 personas.