A pesar de que toda Alemania está conmocionada con el caso, la ultraderecha del país ha sido acusada de querer ocupar con fines políticos la muerte de un niño de ocho años atropellado por un tren el lunes luego de que fuera empujado, junto a su madre, a los rieles de una estación en Frankfurt.
El sospechoso, identificado como un hombre nacido en Eritrea que vive en Suiza, fue perseguido por transeúntes, incluso un policía que estaba en su día libre, y fue detenido cerca de la estación.
La nacionalidad africana del individuo fue utilizada por el partido de extrema derecha Alternative für Deutschland (AfD) para criticar las políticas de inmigración de Angela Merkel, quien en 2015 permitió la entrada de un millón de refugiados.
“¿Cuántos ciudadanos tienen que ser ofrecidos en el altar de esta cultura de bienvenida? ¿quién no conoce límites?”, escribió el partido en su cuenta de Twitter.
Además, el co líder de AfD, Alice Weidel, indicó que esto era evidencia de que la apertura a la inmigración pone en peligro a los alemanes.
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“El horror de este crimen difícilmente puede ser vencido”, escribió en la red social y agregó: “¿Qué más necesita pasar? ¡Proteja de una vez por todas a los ciudadanos de este país en lugar de esta cultura de bienvenida sin límites!”.
Por su parte, el ministro del interior alemán, Horst Seehofer, aseguró que si bien se tomarán medidas más estrictas con los delincuentes, “no podemos permitir ni la explotación ni la minimización de los crímenes por parte de los inmigrantes”.