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Vital la educación de la industria agrícola para atajar el cambio climático

Expertos analizan los efectos del cambio climático en la agricultura del país, retos y alternativas para lograr la seguridad alimentaria

El paso del huracán María tuvo un efecto perjudicial en la actividad agrícola en Puerto Rico. Archivo / Dennis A. Jones

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La educación sobre los efectos del cambio climático en la agricultura local es vital para combatirlos, opinó la exsecretaria del Departamento de Agricultura y catedrática de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Myrna Comas.

“Cuando hablamos del cambio climático, podemos estar viendo distintas manifestaciones. Estas incluyen aumento en temperatura, cambios en patrones de lluvia, eventos meteorológicos extremos, aumentos en el nivel del mar e incidencias de plagas. Puerto Rico, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático está dentro de una de las zonas calientes. Y ellos definen zonas calientes como las que están en las cuales se pueden dar estas manifestaciones de forma más evidente”, expuso la experta.

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“Las plagas pueden ser también más intensas, y es una variable; se introducen en el cafetal. El calentamiento global, el estrés, se traducen en una reducción en el rendimiento de los frutos. Es muy diverso, muy variado, pero muy peligroso a la misma vez en términos de cómo atenta contra los sistemas de producción de alimentos tal y como los conocemos hoy”, opinó por su parte Arturo Massol, ambientalista y director de la organización de autogestión comunitaria Casa Pueblo.

El organizador de la Marcha del Sol, que se realizó ayer para promover un nuevo modelo energético en el país, expuso que “puede ser por sequía, por eventos de lluvia prolongados, por fenómenos extremos, como huracanes… Estamos hablando de una diversidad de asuntos que comprometen el tema de la producción de alimentos”.

Alerta del nivel del mar

Por otro lado, Comas comentó que, desde principios de siglo, los científicos identificaron que la región del Caribe ya registraba un aumento en el nivel del mar. Esto, como consecuencia, provoca que los acuíferos tiendan a presentar muchos minerales.  “En el acuífero del Sur se ha reportado agua salina en los acuíferos. En la agricultura, las sales pueden ser un contaminante para la producción agrícola”, precisó.

De igual forma, expuso que la salinidad tiene efectos negativos en la productividad de los suelos. Además de la salinidad, que afecta la producción de frutas en pueblos costeros, la experta mencionó que la sequía de 2014 y 2015 afectó la producción de café y de leche.

“Yo regresé a mi plaza en el Servicio de Extensión agrícola. Nosotros somos parte de la UPR, y desde ya, hace unos 10-15 años, nosotros preparamos unas guías curriculares que tienen que ver con cambio climático, donde ya les presentábamos a los agricultores los posibles efectos del cambio climático y les presentábamos estrategias de adaptación para ese cambio climático. Dentro de esas estrategias, por ejemplo, anticipando periodos de sequía intensos, nosotros promovimos el establecimiento de sistemas de reservas de agua. Dado a esto, se establecieron charcas de almacenamiento, se establecieron sistemas de riego en la zona sur del país”, detalló en cuanto a las medidas preventivas que realiza la institución actualmente.

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Actividad ciclónica y medidas de prevención

Otro efecto del cambio climático que ya se ha evidenciado en la isla es el aumento en la actividad ciclónica. Según Comas, los agricultores deben darles valor adicional a sus productos, como deshidratar las frutas frescas para utilizarlas en temporadas de huracanes.

“La agricultura es bien vulnerable a los vientos y lluvias que provocan los huracanes, lo que nos obliga a mirar alternativas de cultivo que puedan ser más resilientes a los efectos de los huracanes, como podría ser el cultivo de farináceos, que son cultivos que están bajo tierra y que podrían resistir mejor las condiciones de viento. También tenemos que estar viendo la producción de sistemas totalmente controlados”, puntualizó.

Veinte años de educación en seguridad alimentaria

La maestra y agrónoma Dalma Cartagena puntualizó que “se nos va la vida” si no se implementa la educación en seguridad alimentaria tanto en niños como adultos y personas de la tercera edad.

“O les enseñamos a estas generaciones a producir alimento o se nos va la vida”, precisó la educadora, quien durante 20 años ha ofrecido clases de destrezas básicas de producción de alimentos con clases agroecológicas en Orocovis.

¿Qué pasó con el arroz?

“La producción de arroz en la isla es viable y cuenta con el mercado para ello”, opinó Comas. “Yo entiendo que esto fue un asunto político. Nosotros dejamos la evidencia para mostrar la viabilidad en términos de producción y en términos de mercadeo. Y en esa dirección no podemos pensar en otra razón que no hayan sido razones políticas”, opinó.

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