El pasado 17 de marzo una cámara de vigilancia captó en una plaza a una pareja besándose.
Nada extraño, salvo por el hecho que la mujer estaba con un hombre que no era su esposo, quien días después recibió una serie de fotografías.
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Las fotos dejaron en evidencia el engaño de su esposa.
Según informa El Mercurio, el hombre apenas tuvo en su poder las imágenes llegó totalmente enojado al trabajo de su cónyuge.
Ese día, la mujer decidió mostrarle las fotos a sus hijos y luego se marchó de la casa.
Después de la rutura familiar, la mujer acusó una vulneración de su privacidad, ya que el beso que ella protagonizaba no es un delito ni un hecho que represente un problema de seguridad pública.
Por eso exigió explicaciones a las autoridades sobre el por qué se registró dicha situación y luego le enviaron las imágenes a su marido.