Jennifer Peña, la primera doctora latina y puertorriqueña en entrar a la Casa Blanca habló con la revista medicina y salud pública (MSP) sobre su experiencia al atender las necesidades médicas del vicepresidente de Estados Unidos Michael Pence y su familia.
“Fue un honor bien grande, y mucha gente no lo sabe pero yo fui la primera latina doctora en la Casa Blanca. Han habido enfermeras y PAs, pero doctores no habían latinos y pues para mí eso fue un honor en representar nuestra cultura en especial a Puerto Rico en ese ámbito”, expresó Peña en entrevista con MSP.
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Peña, de 36 años, es nacida y criada en el pueblo de Trujillo Alto, realizó estudios en medicina con especialidad en medicina interna, y 14 años de servicio militar, estuvo a cargo de la salud de las últimas dos familias vicepresidenciales de la Casa Blanca”.
Peña quien se graduó de la secundaria de Cupey y luego salió a los Estados Unidos para comenzar estudios en ciencias en Yale University, para más adelante continuar su pasión por la medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. La galeno contó a la revista de temas de salud y medicina que en ese tiempo, solicitó una beca en el Army para poder completar sus estudios en el campo y al culminar los mismos, por lo que el ejército le otorga una comisión como capitán activo y comienza a hacer residencia en la milicia. Peña terminó su residencia en el Walter Reed National Military Medical Center, en Washington DC, y sirvió hasta el 2011.
Peña compartió que una de sus pacientes era cirujana general del Army que “fue la primera mujer y enfermera del Army, Patricia Horoho, me nominó para la posición de ser médico para la Casa Blanca, porque la unidad en la Casa Blanca es una unidad militar, y requiere una nominación de una general y así es cómo llegué, entrando en octubre de 2014 bajo la administración de los Obama”.
Según Peña, para poder ocupar dicho puesto, la milicia requiere una posición de comandante, que esta hasta el momento no tenía, sin embargo pudo ser ayudante del doctor de cabecera del presidente y vicepresidente, sin cumplir con los requisitos solicitados por el ejército quienes deben tener puestos de general, admiral de una estrella o coronel.
De acuerdo la reseña de la revista de medicina, Peña logró entrar como médico rotante y major, por lo que atendía al presidente, primera dama o la segunda familia y hasta otros miembros de alto rango de la Casa Blanca.
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La galeno contó que tuvo el privilegio de que el mismo Pence le solicitó quedarse más tiempo para atender sus necesidades médicas, que completó hasta el pasado verano tras su repentina salida por cuestiones “éticas y morales”.
“A mí me asignaron a cubrir al vicepresidente Pence el día después de las elecciones y para mí ni fue algo inusual porque a nosotros nos asignaban misiones fuera del país para acompañar a personas de alto nivel político o semejantes. Cuando me asignan al VP fue un poco raro porque normalmente es un coronel quien lleva a cabo la función, pero fue un honor estar en esa posición y así fue como llegué y me conviertí en doctora específica de Pence y su familia. No tuve la oportunidad de cubrir a la familia Trump”, comentó Peña.
Y aunque por motivos de seguridad de la Ley HIPAA no se puede divulgar las intervenciones médicas específicas que hacen los médicos en la Casa Blanca, Peña detalló que “Lo que sí puedo decir que es que yo viajaba con él la mayoría de las veces, y las veces que estábamos fuera del país siempre estaba con el VP. Aquí dentro del país tenía ayuda de otros profesionales médicos que me ayudaban en la cobertura de los viajes. Pero sí básicamente aunque no estuviera con él yo estaba de guardia. Yo tenía un teléfono donde él me podía llamar y si había cualquier preocupación debía atender. Igual yo tenía la responsabilidad de cualquier persona que estuviera cubriendo ya sea asistente médico o enfermero”.
Dentro de lo que le compete a Peña es estar al pendiente del vicepresidente y la segunda dama, y estar a cargo de la salud de los hijos de la familia Pence.
“Parte de la preparación que tuve en esa oficina ejecutiva donde tratamos a los generales y admirales porque eran personas de alto rango militar y eso fue una buena preparación para estar con el presidente y el vicepresidente. Ellos son personas y pacientes como cualquier otro y uno debe poder mantener esa actitud porque si te empiezas a poner nervioso por la fama y la posición pues yo creo que el cuidado médico se afecta, porque uno empieza a hacer cosas para complacer y no estás siguiendo la capacidad de hacer un trabajo de calidad. Siempre me mantuve calmada y pues realmente tratarlos como cualquier otro paciente en un hospital. Tenía dos pacientes y a pesar de que son dos y no el mismo volumen ni velocidad, la responsabilidad es tan grande que uno siente que está cuidando de 50 pacientes. Así que yo diriá que esa es la diferencia más grande”, sostuvo la doctora boricua sobre el entrenamiento que reciben los galenos.
En cuanto a la responsabilidad que tuvo en sus manos Peña manifestó que “Es un honor que confíen en uno para esa responsabilidad. Honestamente cuando yo entré al ejército no sabía que esa unidad existía y que me hayan considerado y que quien me nominó haya sido una paciente mía, para mi eso fue de mucho orgullo, porque obviamente demostraba que mi cuidado médico hablaba por sí mismo y eso es digno… Estar en una posición como esa”.
Tras 14 años y medio de servicio militar tomó la decisión de retirarse por “una cuestión de familia. Mi esposo es militar y debe cuatro años de servicio y se hace difícil a pesar de que los dos somos médicos y los dos estamos en la misma rama del Army, cada dos o tres años tenemos que pasar por este revolú de dónde nos van a ubicar, si caeríamos juntos y mantener a nuestra familia junta. Y llega un punto que se hace difícil, y el ejército lo sabe. Uno de los problemas que tienen es la retención de los médicos, quienes se están yendo. Para mí (el retiro) es por la familia y yo quiero tratar tener alguna semblanza de normalidad y mantener mi familia junta. No tenemos hijos pero tengo cinco perros, de ellos tres son satos rescatados de las calles de Puerto Rico”.
Sobre si le gustaría regresar a la Casa Blanca, Peña confesó entre risas al medio: “No lo sé. Fue un honor, si lo tuviera que hacer lo haría, depende de las circunstancias, pero obviamente yo me voy a salir del ejército y esos puestos son militares, no siempre han sido así porque en el pasado fueron puestos civiles, pero depende si podría regresar como doctora civil y dependiendo de las circunstancias, podría regresar. No me quedaría en el ejército por el puesto”.
“Yo me fui en junio de Casablanca porque yo tuve un desacuerdo con un doctor sobre cuestiones de privacidad HIPAA acerca del cuidado médico de la segunda dama. Y pues yo hice lo que ética y moralmente es correcto, pero en un ámbito político como ese desafortunadamente lo que es correcto no siempre políticamente es lo más adecuado y entonces yo fui la que escogió irse. Le dije al vicepresidente y segunda dama porque esa incertidumbre política no me hacía sentir muy cómoda y pues yo decidí irme del puesto pero todo fue en mi punto de vista y fue hecho apropiadamente. Pero las noticias cambian desafortunadamente el significado, pero me fui por ese desacuerdo con el doctor del presidente”, reveló la médica sobre su salida como médico de cabecera de la segunda familia estadounidense, cuyo puesto era hasta el 2021.
A principios de enero de 2019, Peña comenzó su retiro sin beneficios por sus 14 años de servicio, por lo que está aspirando a entrar a una firma de medicina ejecutiva para volver a la práctica civil de medicina interna.
Peña reconoció que “estoy loca de regresar a Puerto Rico. Es mi hogar, donde está mi familia y es lo que yo quiero, vivir, trabajar y morir en Puerto Rico”, pero lo que le dificulta su retorno a la isla es “los trabajos y más en la medicina porque no hay posiciones. ¿Cómo puedo encontrar una posición donde no eche a perder todo esto que he aprendido y cómo puedo contribuir en la isla? Esa es la pregunta”. Mientras, aseguró que seguirá en Washington DC, en su práctica civil, en lo que su esposo termina los cuatro años de servicio en el Army.
Peña también fue doctora del decano de la escuela de medicina en Ponce, Enrique Méndez, un general retirado de dos estrellas, del que Peña confesó ser su modelo a seguir.
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