Nos levantamos el pasado miércoles 7 de noviembre a escuchar y leer las reacciones poco alentadoras sobre los resultados de las elecciones de medio término en Estados Unidos. Muchos analistas políticos parecían estar de acuerdo en que la figura del presidente Trump quedaba fortalecida tras los resultados del martes y que no hubo la “ola azul” que se esperaba. No obstante, yo no comulgo con este análisis. Pues sí hubo ola, solo que no fue azul, fue de colores.
Para mí, estas elecciones son un bálsamo de esperanza, pues la diversidad entre los candidatos y las candidatas victoriosas, marcan un hito importante en la historia política de Estados Unidos y, con mucha probabilidad, la de Puerto Rico. Por primera vez en la historia, más de 100 mujeres ocuparán una silla en la Cámara de Representantes del Congreso. Y, además de ser un número importante e histórico, la diversidad dentro de este grupo nutrido de mujeres es lo que me llena de ilusión. Entre ellas se encuentra Ilhan Omar y Rashida Tlaib, quienes ahora son las primeras mujeres musulmanas electas al Congreso. También, Deb Halland, la primera mujer nativo americana en ocupar una silla en el Congreso y que representará a Nuevo México. Además, ahora contaremos con Ayanna Pressley, quien es la primera mujer afroamericana en representar al estado de Massachussets en el Congreso. Por otro lado, en la carrera por la silla al Congreso del distrito 3 de Kansas, ganó Sharice Davis, quien es abiertamente homosexual, nativoamericana, hija de madre soltera y luchadora de artes marciales. Y por supuesto, ganó la nuestra, Alexandria Ocasio Cortez, quien hoy se convierte en la representante más joven en ocupar una silla en el Congreso, y que hoy en día representa una fuerza política por sí misma. Y así, hay decenas de ejemplos más de mujeres que resultaron victoriosas en sus contiendas y que, sin duda, cambiarán para siempre la composición de la Cámara Baja.
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Aunque los y las demócratas ahora serán mayoría en la Cámara, este no es el caso en el Senado. Ahí, el Partido Demócrata perdió tres escaños, pero logró dos victorias importantes. La primera le pertenece a Kyrsten Sinema. Ella será una de las dos senadoras por el estado de Arizona. Desde 1988, el Partido Demócrata no ganaba esta silla y más importante aún, ella es la primera mujer en la historia de Arizona en representar a este estado en el Congreso. La biografía de Synema es impresionante. Durante su niñez su familia fue indigente. No obstante, ella se graduó a los 16 años de la escuela superior y posee una maestría, un juris doctor y un doctorado, y hoy en día es, sin duda alguna, una de las figuras políticas más importantes del partido demócrata.
Asimismo, en Colorado, se eligió como gobernador a Jared Polis, quien es el primer candidato a una gobernación en ser abiertamente homosexual. Importante señalar que ahora Polis será el gobernador en el mismo estado donde hace poco se desató una controversia que terminó en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, cuando unos dueños de una repostería se negaron a hacerle un bizcocho de boda a una pareja homosexual. Prueba de que, como bien dice Bad Bunny, la vida es un ciclo.
En conclusión, comienza un nuevo capítulo en la historia política de Estados Unidos. Por un lado, seguirán bajo la presidencia de un individuo que seguirá atacando a las minorías y a todos los que no sean hombres blancos como él, pero por el otro, los Estados Unidos contarán con una diversidad en el Congreso nunca antes vista; las minorías ahora estarán dignamente representadas en Washington D.C., y aunque la lucha por la igualdad y la diversidad nunca cesa, el cambio ya llegó, y es de todos los colores.