Es el cuento de nunca acabar. Sí, en un proceso que parece cíclico, los gomeros –al menos en el área de San Juan– tienen en sus negocios montículos de neumáticos usados que no les han recogido, aún cuando alegan pagar un impuesto por el servicio.
En un recorrido que realizó Metro ayer, así como durante el fin de semana, notó que estos comerciantes tienen miles de gomas que esperan ser colectadas y llevadas a los centros de acopio donde las compactan y exportan fuera del territorio. A preguntas de este diario, algunos gomeros señalaron a la ciudad capital como responsable del reciclaje, otros se mostraron confundidos, mientras que las agencias del Estado pasaron la papa caliente o no respondieron nuestras llamadas.
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Henry Camarero, de Universal Tire, comentó que comenzó a colocar las llantas en el techo de su negocio, porque ya no tiene donde guardarlas. Samet Issa, de la Gomera Total en Río Piedras, tiene cientos de neumáticos a la intemperie y señaló que “los estaba recogiendo el municipio. Vinieron a llevarse los escombros, pregunté por las gomas y dijeron que no pueden llevárselas porque están atrasados”.
En la 65 de Infantería, empleados de las gomeras EM Tires y NG Tires afirmaron que “casualmente” ayer pasaron a recoger parte del material, pero quedan cientos de gomas todavía al aire libre esperando ser removidas. Desde antes del paso del huracán María, destacaron los gomeros, nadie pasaba a darles el servicio. Al menos cinco gomeras, desde que reportamos por primera vez la situación el pasado domingo, manifestaron tener un cúmulo de neumáticos usados que en conjunto sobrepasa el millar.
Incógnita quién debe recoger las gomas en San Juan
Una vez advertidos de la situación, Metro se comunicó con el municipio de San Juan para obtener información al respecto. En primera instancia, Luis Rolón, portavoz de prensa de la alcaldesa Carmen Yulín Cruz, mencionó que “eso le toca a ADS (Administración de Desperdicios Sólidos)” y nos pidió tiempo para “averiguar” la situación. Hasta ayer, no recibimos respuesta de su parte, tampoco contestó nuestras llamadas y mensajes d etexto.
No obstante, Tania Vázquez, presidenta de la Junta de Calidad Ambiental (JCA) y secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), explicó que ninguna de las agencias que lidera están a cargo de esta gestión.
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“Quien básicamente recoge en las gomeras son los exportadores, las mismas gomeras y algunos municipios que se unen también para ayudar y llevar las gomas. La Junta (de Calidad Ambiental) no tiene el deber en ley de recoger gomas. Nosotros proveemos y regulamos todos los permisos de control y dos centros de acopio”, acotó Vázquez.
Al tiempo, negó conocer quién tiene la responsabilidad de recoger las llantas usadas en el municipio de San Juan. Explicó, además, que los centros de acopio de la JCA están abiertos y operando. Ambos, según la secretaria, están ubicados en Humacao y otro en Mayagüez. Mientras, detalló que en Toa Baja hay un centro de acopio en proceso de cerrar y en Guánica existe hay uno pero en manos privadas. A preguntas de este medio sobre una posible investigación de la JCA, Vázquez dijo: “Yo puedo verificar que está pasando, pero como te digo, como no tengo que ver en ir a recogerle las gomas, son los exportadores y ellos cobran por eso”.
De otra parte, ante la falta de respuesta del municipio capitalino, este periódico habló con Natasha Vázquez, directora de programas federales del pueblo de Cayey, para conocer cómo funciona la dinámica del recogido de neumáticos en dicho municipio.
“Es el gobierno central. Cuando las gomas entran a Puerto Rico, los importadores pagan unos arbitrios por el cargamento que van al Departamento de Hacienda. Ese impuesto, ellos se lo pasan a los gomeros. Pero Hacienda debe pagarle a los transportistas de gomas para que recojan las ya usadas. Hay que averiguar qué está haciendo con ese dinero”, sostuvo.
En más de una ocasión, Metro trató de comunicarse con el Departamento de Hacienda para cuestionarles sobre este hecho, pero no recibimos respuesta. Mientras, las gomas usadas continúan acumulándose, convirtiéndose en un riesgo para la salud humana y ambiental.