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Doble pesadilla para Trump campos de golf en Escocia

Un informe que la empresa de Trump entregó al gobierno británico lo confirma: El Trump International Golf Links ha perdido millones de dólares, lo mismo que otro campo del otro lado de Escocia, sobre el Mar de Irlanda

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BALMEDIE, Escocia (AP) — A David Milne le encanta la vista del Mar del Norte que tiene desde su casa, pero a menudo desvía la mirada y termina enfocada en un campo de golf vecino.

Allí cuenta las personas que hay caminando por los fairways y reafirma su convicción de que algo no funciona.

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“La playa de estacionamiento está siempre a la mitad de su capacidad”, comentó Milne recientemente. “Se suponía que este era el mejor campo de golf del mundo, pero no creo que sea un gran éxito”.

Un informe que la empresa de Trump entregó al gobierno británico lo confirma: El Trump International Golf Links ha perdido millones de dólares, lo mismo que otro campo del otro lado de Escocia, sobre el Mar de Irlanda.

El informe, difundido el viernes, indica que las pérdidas del año pasado se duplicaron respecto al año anterior y llegaron a los 23 millones de dólares.

Fue el tercer año seguido en que los campos dan pérdidas. Los ingresos también disminuyeron marcadamente.

La empresa de Trump sufrió varios tropiezos desde que se aventuró en Escocia hace 12 años.

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Para empezar, se ganó la antipatía de Milne y otros residentes que se quejaron de que intentó obligar a la gente a vender sus terrenos. Un pescador local se hizo famoso por negarse a vender, a pesar de la suculenta oferta de 690.000 dólares por su tierra.

Acto seguido circularon dos documentales sobre las peleas con los residentes de la zona que hacían quedar muy mal a la empresa, “Tripping Up Trump” y “You’ve Been Trumped”. El último fue transmitido por la BBC a pesar de que los abogados de Trump amenazaron con demandarla si lo hacía.

Y los problemas siguieron sumándose.

Pocos meses antes de que Trump lograse la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos perdió una batalla legal para impedir la construcción de molinos de viento generadores de electricidad frente al resort sobre el Mar del Norte.

Trump ha tropezado con numerosos obstáculos para sus proyectos allí, incluida la construcción de un hotel de lujo y de un segundo campo de golf, sobre todo por las objeciones de los reguladores en relación con la protección del medio ambiente, quienes dicen que sus planes amenazan los médanos por los cuales esa zona es famosa.

Hay indicios asimismo de que no será autorizado a organizar el Abierto de Escocia, como quería.

No está claro hasta qué punto todos estos factores afectan sus campos de golf. Hay otros elementos que podrían incidir en los magros resultados.

La empresa de Trump destacó que tuvo que cerrar su resort de Turnberry, sobre el Mar de Irlanda, por medio año mientras se construía un campo de golf nuevo y se retocaba el viejo. Parte de las pérdidas, por otro lado, fueron atribuidas a las fluctuaciones de la libra.

Algunos residentes creen que los resorts de Trump están funcionando bien, atrayendo mucha gente. Y que los problemas que ha tenido tal vez beneficiaron a la comunidad.

Por ahora Trump tiene solo 16 habitaciones en su resort del Mar del Norte y los hoteles de la zona alojan a muchos visitantes del campo de golf.

“Pasé de un promedio de 400 habitaciones para golfistas a 1400 en seis meses”, expresó Stewart Spence, de 70 años, propietario del Marclife Hotel and Spa en la vecina Aberdeen. “Dudo que haya un golfista en el mundo que no sepa de esta localidad por lo que hizo Trump”.

Otros campos de golf rivales también se beneficiaron.

“Pasamos de 4.000 golfistas por año a casi 5.500”, indicó Les Durno, de 54 años, gerente general del Cruden Bay Golf Club, ubicado a 32 kilómetros (20 millas) del campo de Trump.

No solo los golfistas van allí. Mucha gente se siente atraída por la posibilidad de ver una propiedad del presidente de Estados Unidos y tal vez comprar una gorra de 26 dólares con el escudo de la familia.

“Cuando pasamos por el Trump International, a menudo la gente, sobre todo los estadounidenses, me piden que pare para comprar algo”, expresó un conductor de autobuses que esperaba en la playa de estacionamiento del campo de golf, que no quiso dar su nombre. “No juegan al golf, pero quieren algún recuerdo”.

Otros no se muestran tan entusiasmados, incluida la líder del gobierno escocés, la ministra principal Nicola Sturgeon.

Poco antes de una visita de Trump a su resort del Mar del Norte en junio del año pasado, y de que Milne izara una bandera de México en protesta por las políticas inmigratorias del magnate, Sturgeon despojó a Trump de su título de embajador comercial de Escocia. Dijo que lo hacía por sus comentarios sobre los musulmanes durante la campaña presidencial.

La Universidad Robert Gordon de Aberdeen revocó un título honorario que le había dado a Trump por la misma razón.

Y los comentarios incendiarios de Trump como presidente no hicieron sino agregar leña al fuego.

La organización SumOfUs, que vigila la actividad de las empresas, pidió que se suspendiesen los proyectos de Trump porque su retórica “alienta a los supremacistas blancos” de todo el mundo.

La petición había reunido 94.888 firmas hasta el domingo.

En julio el CEO de uno de los principales patrocinadores del Abierto de Escocia, Martin Gilbert, de Aberdeen Asset Management, declaró a un diario que, “al margen de la política, el campo de Trump sería una sede ideal (para el torneo), pero no se puede hacer a un lado la política”.

Milne, por su parte, insiste en que la elección de Trump como presidente perjudica sus negocios.

“Alguna gente viene al club porque es el presidente, pero otra lo evita por la misma razón”, sostuvo.

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