Y muchas venezolanas lo venden. Demasiadas, tal vez. Pero es el último recurso en el país con la inflación más alta del mundo. En este mechón hay dos salarios mínimos, unos 20 dólares al cambio. Porque cuando el hambre aprieta… que se lo digan a Cris Mari: 3 hijos y cero bolívares para alimentarles. Hay quienes incluso viajan a Colombia. Allí ofrecen a las venezolanas el pago en pesos colombianos, que siempre suman más que los bolívares de Venezuela. Toda ayuda es poca para llegar a fin de mes, aunque sea en este caso por los pelos. Video: Reuters.
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