Cientos de personas desde distintos puntos de Puerto Rico continúan llegando hasta la zona metropolitana del país en busca de un poco de señal en sus teléfonos celulares que les permita comunicarse con sus seres amados fuera de la isla.
“Tenía que comunicarme con mi familia en Estados Unidos. Como pude echarle gasolina al carro hoy (ayer), porque también estaba medio complicado, pues aproveché y vine para acá”, expresó Luis Díaz Rosario, de 27 años y residente de Isabela.
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Pero las llamadas que se hacen en el expreso 22 en Bayamón –donde se estacionan cientos de personas en sus vehículos diariamente en busca de señal– y otras vías principales de la zona metropolitana, no sólo expresan la desesperación de un pueblo incomunicado.
Más allá de por fin darles una señal de vida a sus familias en el exterior, muchas llegan en busca de ayuda urgente ante situaciones que ameritan atención inmediata. Este es el caso de Beatriz Maldonado Soto, paciente de diabetes que lo perdió todo luego de que su casa en Arecibo quedara inundaba luego del paso del huracán María.
“Lo hemos perdido todo”, expresó Beatriz entre lágrimas. “Tengo insulina, pero muy poca. La oficina donde está mi doctor, el mar se la llevó, no tengo más medicamentos”, relató la mujer de 48 años, quien luego de lograr hacer una llamada a su hijo en Estados Unidos llegaría hasta una sala de emergencias en el área metropolitana, en un intento de recibir más insulina.
“Perdimos la casa, no tenemos ropa, los carros se inundaron”, relató además su hija Carla González Maldonado, de 31 años. “Tuvimos que salir nadando de allí porque por poco morimos ahogadas”, añadió.
Carla explicó que el hielo que utilizan para mantener fría la insulina ya se les está terminando y en Vega Baja, donde se refugian en casa de un familiar, no han logrado encontrar suministro del producto. Además, dijo que hicieron una fila de cuatro horas en una gasolinera para lograr llegar hasta la zona metropolitana.
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“No encontramos medicina, no hay agua, no encontramos hielo, no hay nada. Estamos tratando de sobrevivir a lo que está pasando aquí”, expresó Carla, en llanto.
Si bien los suministros de gasolina y artículos de primera necesidad comienzan a distribuirse en algunas partes de la isla, al día de hoy, casi una semana después del paso del huracán María, comunidades en la isla siguen sin comunicación y acceso.
“Si no tenemos los instrumentos apropiados o la flexibilidad apropiada para evitar una crisis de salud pública o para que la comida siga llegando o que no podamos energizar áreas de infraestructura critica, entonces nos vamos a enfrentar a la crisis humanitaria”, afirmó el lunes el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló.