LA HABANA – Los amigos que tenía Cuba en Estados Unidos solían ser una mezcla de politólogos e izquierdistas que enviaban autobuses escolares y computadoras donadas a la isla.
Pero cinco meses después de la asunción del presidente Donald Trump, los cubanos cuentan con más aliados: una coalición de empresas de alta tecnología, agencias de viaje y cubano-estadounidenses jóvenes que se están movilizando ante el cambio de política hacia Cuba que se anunciaría en cualquier momento. Del otro lado algunos sectores del exilio cubano en Miami, que repentinamente tienen una línea directa hacia la Casa Blanca a través de funcionarios y legisladores republicanos de origen cubano.
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Trump planeaba anunciar la nueva política el viernes en Miami, pero todavía faltaban ultimar algunos detalles, según un funcionario de la Casa Blanca que pidió permanecer anónimo para hablar de deliberaciones internas del gobierno.
La embajada de Estados Unidos en La Habana permanecería abierta, pero se anticipan medidas de los departamentos de Estado, Tesoro y Seguridad Nacional que impedirían hacer negocios con toda entidad cubana vinculada con los militares. Se contempla asimismo una reducción en la cantidad de categorías que no requieren licencias del gobierno estadounidense para ir a Cuba. Estados Unidos, por otro lado, exigiría mayor acceso a la internet, la liberación de presos y la entrega de fugitivos estadounidenses que se encuentran en la isla. No se restablecería la política de pies mojados/pies secos que dejó sin efecto Barack Obama, por la cual todo cubano que pisase tierra firme estadounidense podía quedarse.
“Si este fuese un clima político tradicional, estaríamos teniendo un gran éxito”, declaró Collin Laverty, director de una agencia de viaje que trabaja con Cuba más grandes y consultor de firmas estadounidenses que quieren hacer negocios en la isla. “Sin duda estamos ganando el debate ante la opinión pública y los círculos de política exterior, pero lamentablemente parece que todo girará en torno a un acuerdo político entre bambalinas, entre el presidente y los miembros cubano-estadounidenses del Congreso”.
Las figuras más prominentes que todavía intentan dar marcha atrás con la apertura iniciada por Obama son el senador Marco Rubio y el representante Mario Díaz-Balart, ambos de ascendencia cubana. El gobierno de Trump quiere mantener buenas relaciones tanto con Rubio, que integra la comisión del Senado que investiga las relaciones de Trump con Rusia, como con Díaz-Balart, miembro de la poderosa Comisión de Asignaciones Presupuestarias de la cámara baja.
Laverty es una de las figuras más prominentes del nuevo lobby a favor de Cuba, que ha estado difundiendo numerosos tuits y escribiendo cartas a la Casa Blanca en un esfuerzo de último momento por tratar de convencer al gobierno de Trump de los beneficios que tiene la mejoría en las relaciones impulsada por Obama a partir del 17 de diciembre del 2014. De particular interés es preservar las facilidades para viajar de Estados Unidos a Cuba, que hicieron que se triplicase la cantidad de estadounidenses que visitan la isla y que ingresasen decenas de millones de dólares a la industria turística cubana en manos privadas.
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“Miles de estadounidenses están visitando Cuba e impulsando el crecimiento del sector privado más grande que se registra desde 1959”, señaló CubaOne, un grupo de cubano-estadounidenses jóvenes a favor de una mejoría en las relaciones entre Washington y La Habana, en una carta enviada el lunes a Trump.
Luego de meses de silencio público, Airbnb difundió la semana pasada un informe sobre sus actividades en Cuba, que pusieron 40 millones de dólares en manos de propietarios privados de viviendas y hosterías desde que la empresa pasó a ser la primera firma estadounidense importante que incursiona en Cuba tras el deshielo iniciado por Obama. Google, que instaló servidores en la isla para acelerar los servicios de internet el año pasado, se pronunció el lunes por primera vez a favor de mantener las relaciones.
“Google ha desempeñado un papel de capacitación en este primer capítulo de la historia de la conectividad de Cuba, pero esto es apenas el comienzo”, expresó Brett Perlmutter, director de estrategias y operaciones de Google en Cuba, en un discurso que ofreció el lunes en Miami. “Conectar a Cuba requerirá todo un ecosistema de participantes… También requerirá que Estados Unidos mantenga una política que permita que empresas de telecomunicaciones trabajen en Cuba”.
El propio gobierno cubano está incursionando en la web, con diplomáticos de alto rango que tuitean artículos a favor del acercamiento con Estados Unidos y corresponsales extranjeros que tienen la oportunidad de entrevistar a funcionarios de Ministerio del Interior, tan poderoso como reservado, para hablar sobre la nueva era de cooperación entre Cuba y Estados Unidos en sectores como el tráfico humano, el contrabando de drogas y el status de los fugitivos.
Dos funcionarios dijeron a la Associated Press que mantienen contactos regulares con el FBI, la DEA y otros organismos policiales estadounidenses, con los que comparten información sobre investigaciones que involucran las jurisdicciones de ambas naciones.
“El inicio de un intercambio directo entre las agencias ha tenido ya resultados”, manifestó a la AP el teniente coronel Yoandrys González García, director de la policía nacional. “Dar marcha atrás ahora sería como decirles a los delincuentes y los criminales que puede haber impunidad”.
Ese mensaje es desestimado por muchos miembros del exilio cubano en el sur de la Florida, que insisten en privar al gobierno cubano de fondos para derribar el gobierno comunista y restablecer un sistema capitalista y una democracia multipartidista en la isla. Si bien la mayoría de los estadounidenses están a favor de un acercamiento con Cuba, la capacidad que tienen los cubano-estadounidenses de incidir en los 29 votos electorales de la Florida les da gran influencia en la política nacional.
“Confiamos en que el presidente nos ha escuchado y dará un paso en la dirección indicada”, declaró Marcell Felipe, presidente de la Inspire America Foundation, una agrupación anticastrista que ha estado difundiendo avisos en estaciones en español de Miami instando a los cubanos a exigir una línea dura hacia la isla de parte de Trump.
Agregó que estaba de acuerdo con los sectores a favor del acercamiento en el sentido de que sus esfuerzos probablemente sean en vano.
“La pregunta verdadera para ellos es, ‘¿por qué tenemos una línea hacia la Casa Blanca’”, dijo Felipe. “Eso ocurre porque tenemos los votos”.