En una declaración escrita, la Conferencia Episcopal Puertorriqueña hizo un llamado a evitar la violencia en la anunciada jornada de protesta del próximo lunes.
Los obispos católicos señalan que “Puerto Rico enfrenta un momento crucial, que prueba su virtud para enfrentar las crisis. Para lograrlo, se requiere discernimiento personal y colectivo, que conduzca a poner el respeto a la dignidad de la persona por encima de toda otra consideración, evitando la violencia”.
A la misma vez, conmina al gobierno a que “abra las puertas a una participación y diálogo ciudadanos, que son necesarios ahora más que nunca, para que se logren las mejores soluciones y la crisis no degenere en frustración colectiva, violencia y en un aumento del éxodo de los puertorriqueños”.
Asimismo, pidieron “a toda persona que esté expresando su derecho a protestar, que lo haga sin violencia, demostrando la razonabilidad de sus planteamientos con el respeto a la dignidad e integridad de sus hermanos y hermanas”.
Aparte, reclaman “la auditoría de la deuda, el cuidado al máximo de los derechos de las personas que trabajan y de cuyo salario depende su vida, su salud y el sostén de sus familias. De igual manera, en los recortes proyectados que se considera realizar, se mire en primer lugar a los gastos superfluos, los contratos innecesarios o los privilegios económicos para algunos cargos de las tres ramas de poder”.
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“Que San José Obrero inspire justicia, solidaridad, fe y respeto en nuestro pueblo, para que se mantenga unida la familia puertorriqueña en los valores más profundos y en una auténtica justicia”, concluye el escrito.
La declaración es firmada por Roberto O. González Nieves, arzobispo de San Juan y presidente de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña; Álvaro Corrada del Río, obispo de Mayagüez; Eusebio Ramos Morales, obispo de Caguas, y Rubén A. González Medina, obispo de Ponce