En el marco del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, el gobernador Ricardo Rosselló Nevares y la primera dama Beatriz Rosselló participaron hoy del encendido de color azul del Palacio de Santa Catalina.
Lugares emblemáticos del mundo encenderán luces azules como parte de la campaña Light It Up Blue (Iluminemos de Azul) para conmemorar este día.
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En el año 2007 la Organización de las Naciones Unidas designó el 2 de abril -este año se celebra el 31 de marzo- para que se observe en aras de su concienciación.
Alrededor del mundo diferentes monumentos y edificios históricos se iluminan de azul en apoyo a las personas que viven con autismo.
La organización Autism Speaks ha transformado el color azul en un símbolo para concienciar sobre el problema de salud. Para muchos, este color representa de alguna manera lo que viven a diario las familias y personas con este síndrome: “hay veces que el azul es brillante como el mar en un día de verano y, otras veces, ese azul oscurece y se disipa como un mar de tempestad”.
Además de La Fortaleza, también se iluminarán de color azul en Puerto Rico el Capitolio, el edificio del Tribunal Supremo y el puente atirantado de Naranjito.
“Como primera dama vengo a coordinar acciones. El autismo requiere que todos nos movilicemos, comuniquemos, eduquemos, luchemos, investiguemos y ayudemos. El autismo es una habilidad diferente. No lo miremos como limitación, más bien veamos los dones especiales que traen estos niños. Todo en lo que se puedan convertir, no va a suceder si no nos unimos para poder ser testigos de cuán lejos pueden llegar”, sostuvo la primera dama.
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Para el 2010, la tasa de autismo se estimaba de 1 a 2 personas por cada 1,000 que nacen en todo el mundo. En Puerto Rico, uno de cada 62 niños nace con autismo.
Según la encuesta de prevalencia de autismo y trastorno del espectro autista 2011 del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, cerca de 7,000 niños y niñas o 1 de cada 125 niños y niñas menores de 18 años tiene trastorno del espectro autista en Puerto Rico.
Además, entre los menores de 4 a 17 años, 1 de cada 110 niños y niñas tienen trastorno del espectro autista en Puerto Rico.
Estas cifras son consistentes con las que se pueden obtener de la National Health Interview Survey de los Centers for Disease Control and Prevention para el 2011. Al igual que otros estudios que han encontrado que el autismo afecta más a los niños que las niñas, se estimó una razón de 1.5 niños por cada 1 niña con trastorno del espectro autista. Además, el 7.8% de los menores con autismo tienen al menos un hermano o hermana con autismo.
En el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5, se elimina el concepto de trastorno generalizado del desarrollo y se nombra como el trastorno del espectro autista a los siguientes: autismo, trastorno desintegrativo infantil, trastorno de Asperger y trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
Según esta edición, el trastorno del espectro autista tiene como características esenciales un deterioro persistente en la comunicación social recíproca y en la interacción social.
A su vez, tiene patrones repetitivos y restringidos de comportamiento, intereses y actividades. Estos síntomas están presentes desde la infancia temprana y limita o afecta el funcionamiento diario. Por tanto, en la nueva definición los trastornos del espectro autista se clasifican por nivel de severidad en los dominios de comunicación social y comportamientos restrictivos y repetitivos.
Asimismo, como parte de los esfuerzos de divulgación, la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública (WIPR) lleva a cabo la campaña Puerto Rico, Edúcate Sobre el Autismo, con el propósito de ofrecer información importante a la ciudadanía sobre este síndrome.
“En la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública nos sentimos orgullosos de unirnos a este esfuerzo comunitario para educar e informar al público sobre el autismo. Las personas con autismo son piezas esenciales en el tejido de nuestra sociedad. Es importante que entendamos la condición, que incluyamos a las personas con autismo y apoyemos a las familias que enfrentan el reto de esta condición”, reaccionó el presidente de WIPR, Rafael Batista Cruz.
En la actualidad, las investigaciones indican que una intervención temprana en un entorno educativo apropiado, por lo menos por dos años durante la etapa preescolar, puede tener mejoras significativas para muchos niños pequeños con trastornos del espectro autista.
Tan pronto como se diagnostique el autismo, la intervención temprana debe comenzar con programas eficaces, enfocados en el desarrollo de habilidades cognoscitivas, de comunicación y de socialización.