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Baja la población penal, se mantiene una gran cantidad de sumariados

Lo que apenas ha cambiado es la insuficiencia de oficiales penales y su bajo salario.

La población penal total ha trazado una ruta descendente desde el pasado mes de julio hasta noviembre, sin embargo, resalta la gran cantidad de personas sumariadas en las cárceles del país.

En julio hubo 11,036 confinados, 11,024 en agosto, 10,971 en septiembre, 10,882 en octubre y 10,783 en noviembre, que es la cantidad más reciente hasta que surjan las nuevas estadísticas.

En las cárceles de la Isla hay espacio disponible para 14,806 confinados.

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La población total se divide en 9,402 sentenciados y 1,382 sumariados.

Los sentenciados son personas que han sido convictas de delito y sentenciadas por un tribunal, o encarcelados por desacato civil.

Mientras, los sumariados son confinados recluidos en una institución por orden judicial en espera de que se concluya el proceso criminal iniciado en su contra.

Los datos más recientes de distribuidos por el Instituto de Estadísticas revela que hay 138 personas encarceladas por orden de un tribunal al desacatar la orden judicial de pagar la pensión alimentaria. Una de estas es mujer, los restantes 137 son varones.

Del total de 1,382 sumariados, 293 están ubicados en cárceles de custodia máxima, 381 en mediana y 489 en mínima. Unos 218 se mantienen sin clasificar.

De los sumariados, 89 son mujeres, 41 de ellas ubicadas en custodia mínima, 6 en mediana, 17 en máxima y 25 sin clasificar.

El procesamiento criminal en la Isla es a todas luces un problema básicamente de los hombres, pues estos componen el 97% de todos los confinados. Hay 353 mujeres encarceladas.

La cantidad de jóvenes adultos (16-21 años) confinados, entre sentenciados y sumariados, suman 229, entre ellos 8 mujeres.

Hace más de una década, la población confinada superaba los 14,000. No obstante, la Isla contaba con sobre 3.8 millones aproximados de habitantes. En estos momentos la Isla apenas tiene 3.4 millones, con una migración continua de 60,000 anuales.

Igualmente las condiciones carcelarias, aunque con insistentes denuncias en torno a la alimentación y problemas menores, han mejorado enormemente debido al caso federal Morales Feliciano, por violación a los derechos civiles, que data de la década del 80.

No fue hasta hace muy poco que el caso se dio por terminado, luego que el gobierno estatal asegurara condiciones mínimas de vivencia establecidas por un tribunal federal, particularmente por el hacinamiento carcelario.

Durante toda esa década, las cárceles se tiñeron de sangre con asesinatos entre confinados, motines en protesta por las condiciones infrahumanas y guerras entre las pandillas que operan dentro de las instituciones para controlar el tráfico de drogas, entre ellas los ñeta, los 27 y los insectos.

Hoy día ocurren pocos asesinatos y motines dentro de las cárceles, aunque continúan operando las bandas.

Las fugas se han controlado, si bien, aun de vez en cuando escapan algunos.

Lo que apenas ha cambiado es la insuficiencia de oficiales penales y su bajo salario.

Igualmente hay dudas en torno a los procesos de rehabilitación. El Departamento de Corrección y Rehabilitación, agencia encargada de las prisiones, no lleva estadísticas de ese proceso, cuya eficacia ha sido duramente cuestionada.

Extraoficialmente se ha indicado ocasionalmente que “el torno”, es decir, el regreso de exconfinados a la prisión, ronda el 40%.

Mientras, las condenas carcelarias vinculadas con las drogas, por compra, venta, robo, asaltos, asesinatos u otros pueden superar el 50%. Estadísticas de la Policía indican que no menos del 60% de los asesinatos en el país están relacionados con el narcotráfico y las drogas ilegales.

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