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Iglesia católica pide decir NO al colonialismo en PR

Un mensaje de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) ante las elecciones generales de noviembre próximo y la “nueva realidad” política frente a la creación de la junta de control fiscal federal en la isla advirtió de la “cruda condición colonial”  del país.

La CEP, que encabeza el monseñor Roberto González Nieves, difundió una nota con 27 puntos en la que detalla su postura en víspera de los comicios del mes próximo.

Así, consigna que “Puerto Rico se enfrenta, en su realidad histórica actual, a su crisis socio-política y económica más profunda de los últimos 115 años. Toda la estructura del modelo político y económico en el que se ha basado nuestro desarrollo en las pasadas décadas ha perdido su legitimidad y su eficacia para atender las necesidades personales y colectivas del pueblo puertorriqueño”.

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Ante este escenario, la entidad afirma que “también nos adentramos al periodo de discernimiento, propio de cada proceso electoral, para elegir candidatos y propuestas que nos guíen como pueblo ante estas circunstancias. Pero esta elección general cobra la peculiaridad de que el

gobierno que constituirán los candidatos electos, estará bajo la autoridad de una junta de control fiscal establecida por el Congreso y nombrada por el presidente de los Estados Unidos, reflejo de nuestra cruda condición colonial”.

Al respecto, la CEP señaló que “esta situación exige un rechazo inequívoco y su superación es una tarea ineludible”.

Los obispos de Puerto Rico, ante la nueva situación política, pidieron al electorado actuar “con el grado de responsabilidad que reclaman los signos de los tiempos, reconociendo que Puerto Rico se encuentra hoy en uno de los momentos más críticos de su historia”.

“Por esto, denunciamos la situación colonial de Puerto Rico, que ha quedado crudamente manifiesta ante esta crisis fiscal, al no poder recurrir a un proceso de quiebra ordenado y sistemático, y ante la concesión del poder decisional a una junta fiscal externa, sin la participación democrática de los ciudadanos, pero con efectos en todos los ámbitos de nuestra convivencia social”.

Los religiosos recalcaron que “ha llegado la hora de decir no al colonialismo histórico que se ha acompañado de leyes injustas como las de cabotaje, la demagogia partidista, la mentira y el oportunismo de muchos líderes e inversionistas. También, advertimos de nuevos colonialismos a través de ideologías y poderes anónimos que esclavizan, globalizan la uniformidad con fines lucrativos y violentan las culturas y tradiciones de los pueblos”.

Para la CEP, las elecciones son “una oportunidad para elegir a un liderato político al que le duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres… con una nueva mentalidad política y económica que ayude a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social”, como dijo el Papa Francisco.

En cuanto a la situación política de la isla, la organización urgió “a los líderes del país, y de Estados Unidos, a dar los pasos necesarios para terminar con esta situación colonial en forma seria y responsable, respetando el derecho internacional de los pueblos, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas”.

“La situación colonial, sumada a la crisis económica y fiscal que enfrentamos durante largos años y agudizada en las últimas dos décadas, amenaza en convertirse en una crisis mayor para nuestros niños, jóvenes, ancianos y personas vulnerables, tales como personas jubiladas, migrantes, los sin techo y adictos”, afirmaron los obispos.

Junto con recalcar que “en momentos como éste, se hace cada vez más urgente la toma de conciencia sobre la necesidad de una participación ciudadana activa”, la CEP alertó del poder político “sujeto a intereses electoralistas, financieros, de producción y consumo, que ha llevado a los partidos a ser, en ocasiones, grupos restringidos que usurpan el poder del Estado, sustituyendo la democracia por la llamada partidocracia”.

Asimismo, el organismo dijo “basta de políticas económicas basadas en contribuciones e impuestos que recaen, mayormente, en la clase media y en los menos afortunados. El efecto de estas políticas ha sido la ruina económica y la motivación de muchos para abandonar el país”.

A su vez, consideró que “es la hora de una revolución moral y una transformación radical de nuestro modelo económico y de la participación ciudadana. Este esfuerzo, aunque sacrificado, nos guiará a una nueva senda de progreso y desarrollo”.

Sobre este punto, los religiosos opinaron que “nosotros, los puertorriqueños y puertorriqueñas, estamos muy divididos y polarizados, no estamos unidos; estamos estancados. Nuestra unidad es necesaria si queremos progresar”.

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