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Demasiados “no recuerdo” en testimonio de Perelló

La “cooperación” con un Gran Jurado federal que levanta como defensa pública el presidente de la Cámara de Representantes, Jaime Perelló, está llena de tantos “no recuerdo” en asuntos vitales que hacen difícil descifrar su participación o no en el esquema de fraude por los que se acusó a altos funcionarios en el cuerpo legislativo y un amigo personal.

Sin embargo, en su testimonio acepta que antes de las elecciones de 2012 recibió dinero en efectivo de manos de Lutgardo Acevedo, quien a ese momento ya había sobornado a un juez estatal para zafarse de un cargo de muerte por accidente automovilístico.

El dinero recibido, que las autoridades estiman en $45,000 y que Perelló les llegó a decir que desconocía el contenido para luego corregirse diciendo que era la cantidad lo que desconocía (estaba en una bolsa tipo Ziploc, transparente), tampoco lo reportó como donativo político, aunque dice que se lo pasó inmediatamente a Anaudi Hernández, entonces su recaudador de donativos y miembro destacado de su comité de finanzas. Los tres venían de dar un paseo en barco por Boquerón.

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Perelló ha indicado públicamente que esa información, revelada con exclusividad por la agencia Inter News Service (INS), así como otras publicadas, son rumores, chismes o una agenda de la oposición política, aunque es su propio testimonio que consta en los archivos federales del caso de corrupción en la Cámara, donde se llevó a cabo un Request For Proposal (RFP) fraudulento.

De ese cuerpo legislativo, su oficial de informática Víctor Burgos y el administrador de la Cámara Xavier González hicieron alegación de culpabilidad por el fraude. Ambos son testigos de cargo en el juicio que se sigue por ese y otros fraudes.

Por el esquema en la Cámara también hizo alegación de culpabilidad el propio Anaudi, y solo decidió enfrentar juicio Glenn Rivera, ayudante de González.

Según una fuente de INS, Perelló conocía de la tardanza en la firma del contrato con 3Comm, y preguntaba en reuniones del staff por el estatus del contrato. Una fuente indicó que ante la tardanza, Perelló llegó a calmar a Anaudi al decirle que “el contrato va a ser tuyo”.

Perelló le dijo a las autoridades federales que sabía que Anaudi había participado del RFP para instalar un nuevo cuadro telefónico en la Cámara. La empresa 3Comm de Anaudi se incorporó apenas días después de que el PPD ganara en las elecciones y nunca tuvieron la capacidad para esa tarea. Perelló sabía que Anaudi no era un experto informático, sino un vendedor de teléfonos celulares.

Perelló le aseguró al Gran Jurado el 16 de octubre de 2015 que el RFP fue “abierto y transparente” y hubo competencia entre las empresas. Dos meses más tarde el FBI arrestó a 11 personas relacionadas con los distintos actos de corrupción, entre ellos el RFP de la Cámara.

La empresa 3Comm sabía exactamente cuánto tenía que licitar para ganar la cotización, y de $598,00 aproximados, terminó llevándose el contrato por $149,000, luego de ir bajando cuando, desde la Cámara, se le indicaba las licitaciones de los competidores.

Anaudi, además, le regaló una costosa botella del whiskey Blue Label, con el nombre de Perelló grabado en la botella, que la hace de colección. El récord refleja que Perelló se desencajó y no respondía la pregunta, que se le repetía. Terminó con un “no recuerdo”.

Perelló fue confrontado con una lista de regalos de Navidad, del 13 de diciembre 2013, de Anaudi, (realizada un día después de la firma del contrato de 3Comm con la Cámara) y al leerla reconoció que era el primero de la lista.

Esa es la misma lista en que se encontraba sobre una decena de funcionarios públicos, entre ellos Sally López, quien llegó a firmar para ser ayudante de Perelló en la Cámara, aunque finalmente terminó trabajando para ADL, supuestamente ahí colocada por Anaudi para facilitar la contratación de sus empresas. López está acusada de corrupción.

Tanto López como Perelló eran invitados de Anaudi a sus fiestas en una suite VIP del Coliseo de Puerto Rico.

Más que proveer información al Gran Jurado, parecía que Perelló era interrogado aunque en varias ocasiones se le aclaró que “en este momento” no era el objeto de la investigación. Inclusive, otros testigos ante el brazo investigativo fueron preguntados sobre Perelló.

Perelló no ha sido acusado de delito alguno. No obstante, entre las versiones en conflicto existentes entre lo que le indicó al Gran Jurado y la prueba en poder de la fiscalía federal se destaca la forma en que su administrador llegó a trabajar para él.

Perelló le indicó al Gran Jurado que en ese nombramiento no medió persona alguna. No obstante, en un correo electrónico enviado por González a Anaudi el 13 de noviembre de 2012, González le pide trabajo en alguna agencia como AEMEAD, donde fue subdirector “o alguna otra que me gustaría discutirlo contigo” y quedaron en llamarse más adelante. Terminó trabajando en la cámara baja, con autoridad para dar contratos.

Perelló negó que ayudase a colocar gente de Anaudi, sin embargo la esposa del presidente cameral recibía resumés que le enviaba Anaudi. Y, en uno de uno de ellos al menos, Anaudi explica a otra persona que Perelló está trabajando con ese resumé, el enviado a su esposa.

La fiscalía federal sostiene que “la estrecha relación” de todos los protagonistas del caso en la Cámara, incluyendo a Perelló, permitieron el fraude.

Lisa Ortiz, que compartía oficinas con José Julio Aparicio y Ferdinand Pérez, miembros del comité de finanzas de Perelló, y que llegó a reunirse con ese equipo y Anaudi en varias ocasiones, renunció como directora de campaña de David Bernier. Eder Ortiz, socio de Anaudi y quien no está acusado, renunció a la Junta de Gobierno del PPD.

Perelló reiteró este sábado que rechaza el pedido de Bernier para renunciar a la presidencia del cuerpo pues no ha sido acusado y sería un mal precedente que violaría su derecho a la presunción de inocencia.

Por esa misma línea Perelló justificó ante el Gran Jurado la contratación de Anaudi, al decir que no permitir que participara del RFP en la Cámara, aunque fuese su gran amigo, miembro de su comité de finanzas, y quien supuestamente colocó a López en ADL, y quien a su vez nombró a la esposa de Perelló como su ayudante especial, sería violarle los derechos.

La particularidad de ese contrato es que Anaudi no aparece como dueño, ni en ningún papel oficial, aunque Perelló sabía que la empresa era de su amigo.

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