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Señalan al dueño de pizzería como el sospechoso real de Glorimar Pérez

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El licenciado José Miguel Sagardía Pérez, quien defendió en 1994 a dos de los tres convictos por el asesinato de la exreina de belleza Glorimar Pérez Santiago, ocurrido en 1988, lanzó hoy el nombre de quien era el administrador de una pizzería de Aguadilla de ser el sospechoso de la muerte de la joven.

En una conferencia de prensa en el Colegio de Abogados, Sagardía Pérez indicó además que los exámenes de ADN que exculpan a Nelson Ruiz Colón, Nelson Ortiz Álvarez y José Caro Pérez, corroboran que muchas de las declaraciones del principal testigo del caso, Luis Monserrrate, eran falsas.

Según contó el profesional posterior al veredicto de cadena perpetua para los tres hombres, quienes llevan 22 años presos, “realizamos una investigación nueva, porque antes esta gente no hablaba”.

Al respecto, indicó que había una pizzería frente al colegio regional de la Universidad de Puerto Rico (UPR) de Aguadilla y “ahí eran donde los estudiantes iban”.

El local, de acuerdo con Sagardía Pérez, era atendido por Rafael Baucage Colón junto a su hermana.

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En la pesquisa salió a relucir que “su propia hermana dice que le prestó su automóvil a Baucage y que se fue a la casita de playa, pero cuando se lo regresó había sangre y él la limpió, mientras que la esposa, en esa época novia, declaró que el hombre tenía magulladuras y cosas en la cara”.

También, el licenciado declaró que la hermana le señaló que él tenía un revólver calibre 38. Ella lo acompañó a Baucage a una armería (Hunter), que la recibió, registró y vendió a otra persona del barrio Boladora de Moca. El revólver fue recuperado y está en manos de la Policía, que la ocupó” (y es del mismo calibre de la bala encontrada en el cuerpo de la víctima).

Sobre Monserrate, sostuvo que “a él le sometieron nueve denuncias por asesinato, secuestro, sodomia y armas y lo presionaron de que lo iban a enviar a Las Malvinas (en la cárcel). A él le radicaron las denuncias por estos mismos hechos y lo utilizaron, lo presionaron, porque tenía una probatoria y le prometieron archivar los casos asesinatos y no revocar la probatoria, una serie de ofrecimientos”.

Así, cuestionó las declaraciones del testigo en el caso, “que fueron refutadas por las pruebas”.

“Primero, la ruta que dijo que siguió para llegar al cadáver, para esa fecha, 1988, no se podía llegar ahí, según afirmó el policía Orlando Sánchez. Además, ubica el carro de Glorimar Pérez en ese lugar, con una superficie de arena, vegetal, pero cuando la Policía examina el carro, no tenía arena ni materia vegetal. Por dentro, por fuera, debajo”, manifestó el abogado.

A su vez, aseveró que el testigo había dicho que cuando “bajaron  a Glorimar sangraba, pero el carro fue entregado ese mismo día, ya que habían examinado el carro y no había sangre, mientras que aseguró que a la joven se le dieron puños, patadas y mordiscos, pero la patóloga afirmó que no había señas de eso”.

Igualmente, detalló que en sus declaraciones la experta testificó que “no se halló semen, pese a que el testigo dijo que la habían violado los tres, ni tampoco hubo signos de trauma y laceraciones en la región vaginal”.

También, desestimó lo que expuso Monserrate, de que le habían disparado a cerca de tres pies: “El disparo es de contacto, dijo patóloga, con el revólver firmemente pueto en el cuerpo. Había orificio de salida en la espalda. El dijo tres disparos, pero solo se halló un solo proyectil en el cuerpo de la víctima”.

Asimismo, consignó que el testigo había informado de “una tremenda violencia en el lugar, pero la Policía dijo que no, al punto que uno de los agentes pensó que la habían matado en otro lugar”.

“Todo esto quiere decir que se trata de un testimonio que debió producir la absolución automáticamente de ellos. Llevo 22 años preguntandome eso, por qué fueron encarcelados”, apuntó el licenciado, quien insistió en que “las pruebas de ADN comprueban que esos muchachos nunca estuvieron ahí”.

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