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Columna de Guillermo Guasp: Carta abierta a la juventud del país

La mayoría republicana en el Congreso decidió por nosotros que la solución a todos los problemas del país es el Puerto Rico Oversight, Management & Economic Stability Act: una PROMESA de que vendrán a desangrar a nuestro erario público y extirpar los pocos derechos que aún cobijan la esperanza de un pueblo puertorriqueño en ansias por un mejor futuro. Ante la inminente imposición de una junta de control fiscal, una delegación de estudiantes universitarios arribó esta semana en el campo de batalla congresional para combatir el mentado proyecto de ley. El proceso nos produjo más de 35 reuniones en 48 horas, impactando, entre otros, a los miembros del Comité de Recursos Naturales que estudia la medida en la Cámara de Representantes federal.

Las respuestas de estos congresistas y sus asesores han sido desalentadoras. El Gobierno de Puerto Rico y la clase política puertorriqueña no inspiran confianza en los pasillos marmoleados de Washington. La falta de credibilidad es abrumadora, palpable, y nos está costando caro. A ellos PROMESA les representa una solución inmediata a lo que perciben como incapacidad de nuestros funcionarios gubernamentales. Para nosotros, PROMESA representa la permanencia de la crisis y una garantía de mayor emigración masiva para nuestra generación.

Desmoraliza escuchar, reunión tras reunión, expresiones de solidaridad con nuestros planteamientos seguidas de rechazos a nuestros reclamos. Los grandes intereses y sus cabilderos controlan el proceso político que impulsa la aprobación de PROMESA y siempre nos querrán ver subordinados al pago de una deuda sin rostro. Las generaciones que sobreviviremos este asedio a los derechos civiles, a la juventud y nuestra educación pública, a la salud y seguridad, a nuestras aspiraciones democráticas, nos resistimos y rechazamos que nuestro destino se reduzca a esto.

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Queda mucho trabajo por hacer en la capital federal. Tenemos la responsabilidad y gran encomienda de educar sobre Puerto Rico y su gente. Aprendimos que nuestros gobernantes nos mienten sobre lo que se discute de Puerto Rico en el Congreso. Entristece ver al “liderato” puertorriqueño abogar por medidas que obstaculizan el desarrollo laboral de la juventud y le reducen el salario mínimo. Aprendimos que no les podemos delegar nuestra representación, pues incumplen su deber fiduciario. Nos corresponde a nosotros tomar control del futuro de Puerto Rico.

Regresamos a Puerto Rico luego de dos días intensos en Washington, con el orgullo de haber dado lo mejor de nosotros en defensa de la nuestra y las próximas generaciones. De esto se trata el levantamiento estudiantil, tan criticado por quienes cínicamente llaman a la unión. Nuestro llamado es a que nuestros críticos se unan a estos trabajos. Nuestra generación se ha criado dentro de un discurso de crisis: la crisis se ha hecho dueña de nuestras vidas y dicta nuestra cotidianidad. Hay alternativas a la crisis, ¡claro que sí!, y tenemos toda intención de apropiarnos del espacio que nos corresponde en esa discusión pública. Por el país y nuestra generación.
 

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