La oposición de Venezuela convocó a una semana más de protestas contra el gobierno. Anunció que no asistirán a la reunión del lunes a la que fueron invitados por el gobierno en el marco del proceso activado por el presidente Nicolás Maduro para redactar una nueva constitución.
La coalición opositora de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) “y la mayoría de los venezolanos, más del 80% que quiere cambio, no vamos a ir a (el palacio de gobierno de) Miraflores”, dijo el domingo el excandidato presidencial opositor Henrique Capriles en una rueda de prensa.
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“No vamos a una reunión en aire acondicionado, a ser parte de un proceso que es fraudulento”, aseveró el líder opositor en nombre de la Alianza que rechaza la iniciativa de Maduro de redactar una nueva carta magna que reemplazará a la de 1999 que impulsó el entonces presidente Hugo Chávez, ya fallecido.
En medio de la creciente violencia que en las últimas semanas han dejado más de una treintena de muertos, la coalición opositora convocó este semana a nuevas jornadas de protestas contra el gobierno y el proceso constituyente, al que considera un “fraude constitucional” y un “golpe de Estado” de parte de Maduro.
En lugar de acudir al palacio presidencial, la oposición llamó a una movilización el lunes hacia la sede del Ministerio de Educación. Su titular, el ministro Elías Jaua, encabeza la comisión presidencial para la Asamblea Nacional Constituyente, la cual sostiene desde el viernes reuniones en el palacio de gobierno para avanzar en el proceso.
“Vamos a ir al despacho del señor Jaua, acompañado del pueblo, a recordarle” que en Venezuela “hay una Constitución que hay que respetar”.
“Si el gobierno cree que puede derogarla por vía de fuerza está equivocado”, acotó Capriles, quien acusó a Maduro de utilizar el proceso constituyente para evitar los comicios ya pendientes desde el año pasado así como la elección de alcaldes prevista para este año, en medio de una marcada caída en la popularidad del mandatario y sus aliados políticos.
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Capriles reiteró además que la oposición seguirá en las calles hasta lograr que se convoquen elecciones generales, se abra un canal humanitario para el ingreso de alimentos y medicinas, se libere a los presos políticos y se desarme a supuestos seguidores del gobierno armados, conocidos como “colectivos”.
Al defender la iniciativa, sin dar detalles sobre esos cambios, Maduro ha dicho que con la nueva constitución se buscará ampliar el sistema judicial, promover nuevas formas de “democracia participativa” y garantizar la defensa de la soberanía e integridad de la nación.
El mandatario ha adelantado que la Asamblea Constituyente estaría integrada por 500 miembros, de los cuales la mitad serán elegidos por los gremios de trabajadores y las comunidades, muchas de ellas con fuerte influencia gubernamental, y el resto en estructuras territoriales que no precisó.
La Constitución actual no define claramente cómo se deben elegir los miembros de la Asamblea Constituyente, pero los críticos del gobierno advierten que lo más probable es que Maduro designe a gente que le sea fiel.
“El mundo tiene que saber y los venezolanos que estos personajes, que no quieren someterse el escrutinio popular, se inventaron un proceso que no está en la Constitución, porque elecciones sectoriales no existen en la Constitución”, enfatizó Capriles. “Eso no es una constituyente”.
La iniciativa de Maduro también ha sido cuestionada por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos.