Washington- Las presiones inflacionarias comienzan a aparecer en Estados Unidos con un alza del índice de precios al consumo (IPC) del 0,6 % en enero, que dejó la inflación interanual el 2,5 %, informó hoy el Departamento de Trabajo.
El incremento del 0,6 % del IPC en enero fue el mayor mensual desde febrero de 2013 y estuvo impulsado por un alza del 4 % en los precios de la energía, con un encarecimiento de la gasolina del 7,8%.
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En cuanto a los precios de los alimentos, subieron un 0,1 % en enero, tras haber permanecido invariables durante seis meses consecutivos, de acuerdo con el informe.
Por su parte, también aumentaron los precios de la ropa, que crecieron un 1,4 % el pasado mes; así como el de los automóviles nuevos, que lo hicieron un 0,9 %, el mayor ascenso mensual de esta categoría desde noviembre de 2009.
Sin tener en cuenta los precios de los alimentos y la energía, que son los más volátiles, el IPC subyacente registró el mes pasado un alza del 0,3 % y el dato interanual quedó en el 2,3 %, una décima por encima del informe previo.
Con el dato revisado para 2016, la inflación se ubicó en el pasado año en el 2,1 %, la tasa más alta desde 2011 y se puso así fin a un prolongado periodo de alza de precios inferior al 2 % anual.
De este modo, se confirman las presiones al alza sobre los precios en EEUU, en el rango anual marcado como objetivo por la Reserva Federal (Fed) del 2 %, y elevan las probabilidades de un nuevo ajuste monetario.
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A esto se suma un mercado laboral cerca del pleno empleo, con una tasa de desempleo que cerró enero en el 4,8 %.
Los economistas llevaban tiempo apuntando que la salud del mercado laboral debía forzar alzas sobre los salarios, con los consiguientes efectos sobre los precios en EEUU, algo que se está comenzando a reflejar en los indicadores macroeconómicos.
Sin embargo, en los últimos meses el ritmo de incremento de los precios ha superado el de los salarios, lo que está afectando a la capacidad de compra de los hogares estadounidenses que han visto como sus salarios por hora ajustados por inflación descendieron un 0,5 % en enero.
El banco central, con un doble mandato de estabilidad de precios y fomento del pleno empleo, ha anticipado hasta tres subidas de tipos de interés en 2017, tras el incremento de diciembre pasado que los dejó entre el 0,50 % y el 0, 75%.
“En nuestros próximos encuentros, la Fed evaluará si el empleo y la inflación continúan su evolución en línea con estas expectativas, en cuyo caso un mayor ajuste de los tipos de interés será probablemente apropiado”, dijo Janet Yellen, presidenta del organismo, en su comparecencia este martes ante el comité bancario del Senado.
A esto se suma el agresivo plan de estímulo fiscal propuesto por el nuevo presidente, Donald Trump, compuesto de agudos recortes de impuestos y multimillonarios programas de inversión en infraestructura y defensa.
Esta inyección fiscal contribuirá a recalentar la economía estadounidense, de acuerdo a los economistas, ya que está creciendo cerca de su tasa potencial.
Asimismo, Trump ha adelantado diversas medidas proteccionistas que podrían contribuir aún más a incrementar los precios, dado el amplio déficit comercial del país.
“Esperar demasiado a retirar el estímulo sería imprudente, y exigiría tener que elevar las tasas de interés rápidamente, lo que a su vez podría amenazar los mercados financieros y empujar la economía a una recesión”, agregó Yellen.
La próxima reunión de política monetaria de la Fed será el 14 y 15 de marzo.