El presidente Enrique Peña Nieto reintegró el miércoles en su gabinete a un cercano asesor y exsecretario que había renunciado después de que concertara una reunión entre el mandatario mexicano y Donald Trump, hecho que airó a los mexicanos por las declaraciones sobre los inmigrantes que había emitido el entonces candidato presidencial republicano.
Peña Nieto designó al exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, como nuevo secretario de Relaciones Exteriores, y le encomendó que intente establecer comunicación y un diálogo para establecer una relación constructiva de trabajo con el gobierno de Trump, quien asumirá la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero.
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“Debería ser una relación que nos permita fortalecer los vínculos bilaterales en materia de seguridad, migración, de comercio y de inversión”, afirmó el gobernante mexicano. “Estos objetivos deberán alcanzarse en todo momento promoviendo los intereses de México sin menoscabo de nuestra soberanía y la dignidad de los mexicanos”, agregó.
Videgaray debe proteger los derechos de los mexicanos que viven en Estados Unidos, expresó el mandatario.
En breves declaraciones después de su nombramiento, Videgaray señaló que “el reto es enorme, las amenazas allí están”.
Como ejemplo de los desafíos, el peso mexicano descendió a un nuevo nivel histórico frente al dólar, al cotizarse en 21,52 pesos por dólar en el tipo de cambio interbancario.
La relación con Trump ha sido de molestia a causa de sus declaraciones de campaña de que algunos migrantes mexicanos eran violadores y delincuentes, de su promesa de construir un muro entre ambos países y de sus acciones recientes para impedir que compañías estadounidenses trasladen empleos a México. El magnate también se comprometió a modificar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con México y Canadá, y a combatir la inmigración ilegal.
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El encuentro con Trump efectuado el 31 de agosto asestó un golpe a la de por sí baja popularidad del mandatario mexicano, quien después reconoció que Videgaray había renunciado porque ayudó a orquestar la visita del magnate. Muchos mexicanos consideraron que Peña Nieto careció del aplomo suficiente para condenar las declaraciones de Trump durante la reunión y en cambio había dado impulso electoral a un candidato ampliamente detestado en México.
En ese entonces, Trump elogió a Videgaray, y había afirmado en un tuit que “México ha perdido a un brillante ministro de Hacienda y un hombre maravilloso que yo sé es muy respetado por el presidente Peña Nieto”.
El magnate dijo después: “Las personas en México que concertaron el viaje fueron forzadas a salir del gobierno. Así de bien lo hicimos”.
Peña Nieto defendió la visita y dijo que era necesaria para abrir espacio al diálogo a fin de subrayar la importancia de las relaciones entre México y Estados Unidos.
Algunos sectores consideraban inevitable el regreso de Videgaray ante la victoria presidencial de Trump.
“Lo fácil es insultarlo (a Trump) y poner su rostro en piñatas”, escribió el analista Gabriel Guerra en el diario El Universal. “El verdadero reto es tratar de encontrar una convivencia que nos resulte lo menos onerosa posible. Y no creo que haya alguien mejor para intentarlo en estos momentos difíciles que Luis Videgaray”.
Otros sectores consideraron el nombramiento de Videgaray un gesto fútil para apaciguar a Trump.
“El cambio de titular en Relaciones Exteriores no inhibirá al nuevo presidente de los Estados Unidos en su plan de renegociar o abandonar el TLCAN, tampoco influirá en su política antiinmigrantes”, afirmó el Partido de la Revolución Democrática en reacción al nombramiento.
Videgaray fue el coordinador general de campaña de Peña Nieto con vistas a las elecciones de 2012 y era considerado el arquitecto de muchas de las políticas del gobierno del mandatario.
Luis Videgaray sustituye como titular de la cancillería a Claudia Ruiz Massieu.
Videgaray ha compartido tanto los triunfos como los momentos difíciles del presidente. En 2014, Videgaray reconoció que había comprado una casa al mismo contratista del gobierno que vendió una mansión a la esposa de Peña Nieto, Angélica Rivera, en uno de los mayores escándalos que afectaron al actual gobierno.