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Miles de personas abarrotaron el domingo la Plaza del Ayuntamiento y las estrechas callejuelas adyacentes del centro de Pamplona, en España, para asistir al inicio de la famosa fiesta de los encierros de los toros de San Fermín, una mezcla potente de celebraciones de más de una semana en las que los combustibles son la adrenalina y el alcohol.
La fiesta, una estruendosa mezcla de espeluznantes encierros diarios y largas noches de fiesta, fue inmortalizada en la novela de Ernest Hemingway “The Sun Also Rises” (Fiesta) publicada en 1926. El acontecimiento atrae a grandes multitudes y genera cada año muchos titulares por las personas que resultan heridos por los toros.
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Los asistentes a los San Fermines, ataviados con los tradicionales trajes blancos y sus pañuelos y fajas rojas, se reunieron el domingo a mediodía para presenciar el lanzamiento del cohete que marca el inicio de la fiesta de nueve días: el llamado “Chupinazo”.
Pamplona está justo al sur de la región de viñedos de Rioja. El vino ha desempeñado durante siglos un papel importante en las celebraciones, en honor del santo patrón de la ciudad.
El domingo, los asistentes al festival bebían de las tradicionales botas —bolsas de vino de cuero— o se deleitaban rociando líquidos entre ellos. Otros vertieron vino desde los balcones de arriba.
Hoy, la cruz Roja española informó de un herido por asta de toro en el primer encierro de los sanfermines, mientras miles de amantes de la adrenalina ponían a prueba su valor y rapidez en el primer encierro corriendo junto a los toros de lidia a través de las estrechas calles del casco antiguo de Pamplona, en el norte de España.
El vocero de Cruz Roja José Aldaba dijo que cuatro personas fueron trasladadas a un hospital de la ciudad por lesiones sufridas en el encierro que comenzó como todos los años a las 8.am del lunes. Una de ellas fue corneada en el muslo.
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No se ofrecieron detalles sobre la identidad de los otros cuatro heridos. El popular encierro obliga a la gente a correr junto a los toros a lo largo de un estrecho recorrido de 930 yardas (850 metros) que arranca en unos antiguos corrales y termina en la plaza de toros de la ciudad.
Activistas defensores de los derechos de los animales se manifestaron el sábado para protestar por la muerte anual de 48 toros.