Al no tener computadora ni internet en su casa, las tareas escolares plantean un desafío cotidiano a Raegan Byrd: Hacerlas con su teléfono multiusos.
En el pequeño aparato, cambia de pantallas y se marea cada vez que algún amigo le envía un mensaje y la saca de esa pantalla. Cuando alguna dificultad le impide presentar sus trabajos electrónicamente, los hace a mano.
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“Al menos llevo algo y trato de explicar lo que pasó”, dice Raegan, estudiante de secundaria de Hartford.
La muchacha es una de casi 3 millones de estudiantes de todo el país que tienen problemas con sus estudios porque en sus casas no hay acceso a la internet. En las aulas hay acceso casi universal a computadoras e internet. Pero en casa, muchas familias no pueden pagar por el servicio de internet o ese servicio no está disponible y esto dificulta la vida de los estudiantes.
Se calcula que un 17% de los estudiantes de Estados Unidos no tienen acceso a computadoras en sus casas y que un 18% no tienen acceso a internet por banda ancha, según un análisis que hizo la AP de información del censo.
Hasta hace un par de años, la escuela de Raegan le daba a cada estudiante una laptop y acceso permanente a la internet. Pero se suspendieron los fondos para ese programa.
Distritos escolares, autoridades locales y otros sectores han tratado de ayudar. Los distritos instalaron servicio de internet inalámbrico en los autobuses y consiguieron acceso a servicios de internet. Muchas comunidades arman listas de restaurantes y otros negocios que ofrecen wifi, en los que los chicos pueden hacer al menos parte de sus tareas.
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Algunos chicos se instalan en estacionamientos de las escuelas, bibliotecas o restaurantes… en cualquier sitio donde encuentren una señal.
Las consecuencias de la falta de acceso a la internet son serias. Los estudiantes con internet en sus casas sacan mejores notas en lectura, matemáticas y ciencias.
Es más factible que los estudiantes sin internet en sus casas sean negros, de familias de bajos ingresos o hijos de padres con escaso nivel educativo. Jamice Flemming-Butler, quien estudia el tema, dice que la desventaja en que se encuentran los estudiantes de minorías es injusta.
Raegan, quien es de raza negra, se siente agradecida de tener un iPhone, cuyo plan de datos paga su abuelo. Estudiante sobresaliente de la Academia de Periodismo y Medios de Prensa de Hartford, Raegan trata de avanzar lo más que puede con sus tareas cuando está en la escuela.
“En la computadora, lo único que necesitas en hacer clic, clic… Es mucho más fácil”, expresó.
Su compañera Madison Elbert podía usar la computadora de su madre en la casa, pero durante la primavera no tuvo acceso a la internet.
“Tengo que hacer todo en el teléfono porque tengo un plan de datos”, señaló.
El personal de las escuelas dice que tratan de ofrecer todo tipo de oportunidades a los estudiantes, incluidos programas para después de clases. Algunos profesores permiten a sus alumnos trabajar en sus tareas durante las clases cuando hay proyectos que requieren una conexión a la internet.
La maestra Susan Johnston dijo que trata de emplear programas que ofrecen aplicaciones para teléfonos. Los cuadernos y el pizarrón ya no son una opción, afirmó.
“Todo el tiempo los chicos vienen y me preguntan si puedo darles una copia impresa de algo. Y yo les respondo que no, que tienen que familiarizarse con la tecnología porque ese es el camino del futuro”, declaró la maestra.
Una integrante de la Comisión Federal de Comunicaciones, Jessica Rosenworcel, dijo que los problemas con las tareas “son el aspecto más cruel” de la falta de acceso a la internet.
Hay zonas rurales donde directamente no hay acceso a la internet o la señal no llega a determinadas casas.
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A menudo Sharon Stidham lleva a sus cuatro hijos a la biblioteca de la East Webster High School, donde su esposo es subdirector, para que puedan usar la internet para sus tareas.
En las afueras de Starkville, donde se encuentra la Universidad Estatal de Mississippi, Jennifer Hartness dice que sus hijos a menudo van en auto hasta la ciudad para disponer de una conexión confiable. Su hija Abigail Shaw dice que la mayoría de sus tareas requieren el uso de software online.
“Pasamos mucho tiempo en cafeterías y vamos al estacionamiento de McDonald’s mucho más que antes”, comentó.