El día que Rosa Rivera salió de La Perla con destino a Orlando no pensó que, meses más tarde, terminaría en El Paso, Texas, estableciendo un restaurante que inunda las calles de ese típico aroma que solo tiene la comida puertorriqueña.
Rivera, quien como muchos otros boricuas han salido del país en busca de mejores oportunidades de vida, comenzó el restaurante Sabor Boricua en esta árida ciudad, que cuenta con una alta población de hispanos, en su mayoría mexicanos, quienes asegura llegan al lugar cautivados por el olor del mofongo —muy presente en la mayoría de sus platos—y frituras como las alcapurrias o los bacalaítos.
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El platillo más solicitado, tanto por los comensales de Centroamérica como por los puertorriqueños, que poco a poco aumentan en población en esta ciudad, es el Tótem, un plato de mofongo confeccionado con dos capas de carne frita y “una cascada de salsa criolla”.
Y es que el lugar, ambientado con los colores de la emblemática capital de Puerto Rico, desarrolló también sus principales comidas pensando en las calles y estructuras del Viejo San Juan.
“La idea es crear un ambiente que sea nostálgico para los puertorriqueños y que a la misma vez muestre una parte de Puerto Rico para los que no nos han visitado”, sostuvo Rivera.
Destacó que, en ese sentido, además del arroz blanco con habichuelas y bistec encebollado, que encanta a todos los boricuas, tiene platos como El Morro, churrasco relleno de mofongo y camarones con salsa criolla; La Sanse, pechuga rellena de plátano maduro envuelta en bacon y salsa de guayaba; y La Perla, especialidad de la casa, que consiste de camarones flameados envueltos en bacon, que se acompaña con majado de papas con queso.
“Lo hicimos así (La Perla) porque la gente piensa que es un sitio caliente, pero, irónicamente, es el plato más sencillo, al igual que las personas que allí viven”, sostuvo la propietaria, quien es madre de cuatro niños.
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En entrevista con Metro, Rivera contó que, cuando llegó a El Paso tras un conflicto familiar en Orlando, no se le había pasado por la mente poner un restaurante.
“Cuando mi esposo me comentó que veníamos a El Paso, al principio me preocupaba el hecho de que fuera en el El Paso, cerca de la frontera, muy cerca de (Ciudad) Juárez (México). No sabíamos cómo iba a ser esto. Pensé que nos iba a pasar algo. No sabía si era peligroso. Así que lo único que tenía en mente era conseguir un trabajo”, dijo.
No obstante, aseguró que, tras ver la oportunidad de establecer un negocio, no dudó en llamar a una amiga de la infancia, también de La Perla, para que laborara con ella.
“Trabajaba en Puerto Rico para el Departamento de Recreación y Deportes del Municipio de San Juan, pero como todos los puertorriqueños me harté del costo de vida y acepté la oferta de mi amiga porque quería un cambio de vida, sobre todo por mis tres hijas”, afirmó a Metro Edna Vélez, quien se desempeña como ayudante del chef.
Vélez, quien reside en la ciudad de Nuevo México, a 25 minutos del restaurante, sostiene que le encanta Texas por el costo de vida —es más barato que en Puerto Rico, según asegura— y por la educación que reciben sus hijas.
Rivera, por su parte, se expresó de forma similar sobre la ciudad, aunque destacó que “lo único que no me gusta de aquí es que se me hace muy difícil para regresarme a Puerto Rico”.
En la última década, casi medio millón de boricuas se han ido del país. De acuerdo con los estimados del Censo federal de 2015, en el estado se Texas se han establecido más de 130,000 puertorriqueños.
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