En el penthouse de un edificio en San Juan, un laboratorio opera para asegurar los estándares de calidad de la plantación y los productos del cannabis medicinal en Puerto Rico.
Un proceso que puede tardar hasta cuatro días cumple con los requisitos estipulados por el Departamento de Salud (DS) para garantizar la confiabilidad del consumo de los productos en cada paciente con licencia.
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Al ser la marihuana y sus derivados unos no avalados por las agencias federales por considerarse una droga ilegal, a nivel local se estipularon una serie de pruebas en laboratorios certificados para asegurar el nivel de calidad adecuado para tratar las enfermedades crónicas debilitantes.
“Aquí hay pruebas que se les hacen a los mismos medicamentos que hoy mismo se dispensan en farmacias regulares o a la comida que usted se come. Los procesos son igual de rigurosos y cabe decir que el proceso de pruebas para cannabis medicinal en Puerto Rico es de los más estrictos, sino el más estricto que hay comparado con los de Colorado, porque incluye pruebas y subpruebas dentro de esas generales”, explicó en entrevista con Metro el propietario de Nova Cann Laboratories, Edwin Cardona.
Nova Cann Laboratories hasta el momento es el único que posee la licencia para realizar las pruebas, y los primeros resultados se obtuvieron el pasado 31 de diciembre. Hasta la fecha tiene a su cargo el muestreo de dos empresas de cultivo. El costo de cada examen de las muestras recopiladas ronda entre los $500 y los miles de dólares.
Según requiere el DS, a la flor de la planta de marihuana, a la misma plantación y a los productos derivados de la marihuana hay que realizarles ocho pruebas diferentes: prueba para medir el contenido de humedad, materia foránea, solvente residuales, análisis de pesticida, prueba de terpeno, análisis de perfil cannabinoide y las pruebas de microbiología.
“Esto es algo medicinal es un proceso completamente científico. Aquí es el control de calidad. Lo que los pacientes consumen es altamente regulado, que es a nivel de farmacéutica”, enfatizó Cardona.
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El laboratorio actualmente emplea a cinco puertorriqueños, entre ellos científicos educados tanto en la Universidad de Puerto Rico como en instituciones de Estados Unidos en donde realizaron la especialidad en el estudio del cannabis.
“Tiene que ser personal altamente preparado porque los procesos no son fáciles, pues los mismos son químicos y de documentación. Son procesos complicados. Siempre es bueno que tengan conocimiento de la planta porque es extremadamente complicada por sus componentes y proceso que conlleva trabajar con esta planta”, precisó Cardona, quien posee estudios en arquitectura y un historial de negocio familiar en laboratorios.
Cardona comentó que su interés por entrar en esta industria fue por la cercanía del tema de los laboratorios en su familia.
Para equipar el laboratorio, el propietario indicó que la inversión ronda cerca de los millones de dólares por lo sofisticado de las máquinas y las exigencias del DS.
Cardona no descartó ampliar y realizar el monitoreo de más cultivos a medida que la industria despunte en la isla como
se proyecta.