Los Ángeles, California – Kevin Hart comenzó su carrera como actor con pequeñas participaciones en comedias como The 40 Year Old Virgin, Scary Movie 3-4 y Little Fockers mientras despuntaba en las tarimas del stand up comedy llenando estadios en todo el planeta. No es hasta que protagoniza, junto a Ice Cube, Ride Along, una de las comedias más taquilleras del 2013, que Hollywood vio a su nuevo ídolo de la comedia.
Felicidades por esta película tan cómica. Me trajo muchas memorias y me di cuenta de que no quiero ser grande. ¿Eres tan creativo e imaginativo como tu personaje?
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—Sí. Cuando niño, yo era un builder (constructor). Era el que quería construir fuertes y castillos. Tomaba las sábanas y le daba vueltas al mattress para crear una tienda o algo donde me pudiese esconder. Tomaba una linterna, porque no teníamos mucho, y el mundo que creaba en mi mente se convertía en mi juguete.
¿Hacías muchas bromas en la escuela? ¿Cuál fue tu mejor broma?
—En la escuela tuve unas, pero como adulto, he hecho unas geniales. En la escuela, lo mío era halarle la silla a una persona antes de que se sentara.
Esa era clásica.
—Como adulto, cogí a The Rock (Dwyane Johnson) con una bien buena. Él me enojó, así que defequé en su camerino y activé el heater a ciento y pico de grados. Así que lo recibió una “caca caliente” cuando regresó a su tráiler. Nunca hizo nada para cobrárselas, porque, aunque imaginaba que fui yo, no lo pudo comprobar. Yo lo negué con una cara seria. Le dije que no había sido yo, y que eso era infantil e inmaduro.
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Este no es tu primer filme animado. Mi hija de 3 años vio The Secret Life of Pets hace dos semanas y se enamoró de tu personaje Snowball y ahora quiere un conejo.
—Muy bien. Dile que compre un conejo negro y militante.
¿Cuán diferente fue el proceso de trabajar en este filme animado?
—Tuvimos suerte con este. En The Secret Life of Pets estaba en el estudio solo todo el tiempo. En este, al principio, estuvimos todos juntos para poder opinar sobre el material y tener un buen diálogo. El director nos juntó y nos gustó, porque, generalmente, no se hace así. Después fue que fuimos individualmente a grabar. El proceso fue muy bueno, muy transparente.
Eres de las pocas personas que puede tener una carrera de comediante stand up y de actor, ambas exitosas, simultáneamente. ¿Qué diferencias hay entre una carrera y la otra?
—La comedia stand up siempre va a ser número uno. La razón es que esa es mi destreza, es mi amor y mi audiencia. Toda esta gente llega al estadio a verme desarrollar el material que creé. En la comedia tipo stand up soy solo yo. Puedo seguir el tiempo que quiera o detenerlo todo cuando desee. Nadie controla o dicta eso. La actuación es un bono, porque proviene del stand up. Contar historias en el escenario, crear personajes, entrar y salir de sus personalidades fue lo que me colocó en posición para que otros entendieran que podía actuar. Y, al tener la oportunidad, he podido ser exitoso en la actuación. Mientras más éxito tenga el estudio, más éxito tengo yo, y al final todo regresa al stand up. Para mí, el stand up es mi bebé, es mi droga, aunque no debo decirlo así. Definitivamente, necesario para mí.