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Streaming: crecen los retos para la industria musical

Informe. Aunque hay artistas que se resisten a esta tecnología, la aportación de este servicio a las ganancias de la industria crecieron un 27 % entre 2010 y 2015

“El que haya más gente dispuesta a pagar por suscripciones musicales en lugar de discos es algo que incomoda a muchos músicos consolidados, ya que la venta de ejemplares físicos de sus obras se ven mermadas por el mercado digital”- Sebastián Pinilla, experto en música y tecnología en la Universidad del Pacíficio, Chile. 

En el 2015, el streaming o la reproducción digital de contenido multimedia, generó sobre $2,400 millones en ingresos para la industria musical de Estados Unidos. Así se desprende de un estudio reciente de la Recording Industry Association of America (RIAA) que evidenció que el pasado año esta modalidad acaparó el 34.3 % de las ganancias de la industria sobre un 34 % por concepto de las descargas, 28.8 % de los discos en formato tradicional y 2.9 % de las regalías. 

Se trata de un crecimiento de un 27 % en comparación con el año 2010, cuando el streaming solo aportaba un 7 % a las ganancias de la industria. 

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Según expertos, el éxito de esta modalidad viene de la mano con el desarrollo de aplicaciones como Spotify, Apple Music, Google Music, Pandora y Guvera entre otras, que cada vez hacen más accesible la reproducción de música desde los equipos móviles. 

“Estos servicios ofrecen al consumidor una solución rápida, eficiente con la batería, no gasta la memoria disponible y, por qué no, son más económicos y desechables. Si un disco no te gusta a los 10 segundos de escuchar el primer track, simplemente lo desechas, y pasas al siguiente y ya”, apunta Sebastián Pinilla, asistente técnico de la Escuela de Música y Tecnología de la Universidad del Pacífico en Chile. 

Para Pinilla, el desarrollo de la tecnología —sobre todo la de los smartphones— ha tomado tanto auge que es inconcebible pensar estos equipos solo como aparatos telefónicos. “Portamos verdaderos equipos móviles de alto rendimiento aptos para ejecutar multitareas complejas y, por cierto, sirven para escuchar música también. La batería y el almacenamiento de estos equipos corresponden a las principales razones que llevan a preferir consumir música directamente desde un servidor, en lugar de descargarla y, por supuesto, pagar por ella”, asegura. 

Pero eso no es todo, pues  Pinilla destaca que otra de las ventajas del streaming es que ofrece una cantera de de música que no ocupa espacio en la memoria de los equipos, lo que hace estos servicios más atractivos para futuras generaciones. 

“Si la persona no sabe qué escuchar, puede simplemente dejarse sorprender con las playlist que Spotify y millones de usuarios han subido y categorizado por estilos, estados de ánimo y situaciones. Frente a todos estos beneficios, no es sorprendente que el streaming sea, por lejos, la nueva tendencia de los más jóvenes (hijos de Youtube, Spotify y Netflix) a la hora de consumir no solo música, sino que cualquier producto multimedia, dejando libre el espacio suficiente para otros archivos, como son las fotos y videos, que por cierto, también se están alojando cada vez más en soportes en la nube, como Dropbox o iCloud”, sostiene Pinilla por medio de declaraciones escritas. 

 

Resistencia de los artistas 

A pesar del boom vertiginoso que ha tenido el streaming en la industria musical contemporánea, lo cierto es que esta tecnología ya empieza a toparse con ciertos escollos por parte de los artistas. 

Cantantes como Adele, Beyonce, Drake, entre otros, empiezan a mostrar resistencia  a estar en estas plataformas o escogen colocar su música solo en uno de estos servicios. En el caso de Adele, la cantante británica se negó a ingresar su nuevo disco 25 en Spotify, defendiendo el acto de escuchar música como un evento en sí, y no como algo tan trivial como lo facilita streaming. En el caso de Drake y Beyonce, los artistas decidieron hacer música exclusiva para el Apple Music. 

Pinilla advierte que esta tendencia podría responder a un intento adicional por frenar “la caída en picada del consumo de música en formatos físicos que se ha vivido a lo largo de esta última década”. 

“El que haya más gente dispuesta a pagar por suscripciones musicales en lugar de discos es algo que incomoda a muchos músicos consolidados, ya que la venta de ejemplares físicos de sus obras se ven mermadas por el mercado digital”, alega. 

Sin embargo, el experto apunta que mientras hay artistas consolidados que le dan la espalda al streaming, hay otros cantautores emergentes o de la movida indie que se dan a conocer gracias a estos sistemas. 

“El streaming beneficia a un montón de artistas emergentes que buscan difundir su trabajo, obteniendo una cantidad considerable de audiencia solo con la autogestión. El nuevo mercado digital puede ser la puerta de entrada para los emergentes e independientes de todas las áreas”, concluye. 

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