Lucecita Benítez calla a sus críticos con su concierto

El espectáculo “Voz y Luz” fue la carta que la cantante Lucecita Benítez tenía escondida  para demostrarle a sus críticos que el telón no ha  caído para ella.

“Se equivocó la paloma. ¿Saben por qué? Porque el telón nunca va a caer para Lucecita”, estableció la artista ante una audiencia rendida a sus pies durante su concierto la noche del sábado en la sala  Felipe “La Voz” Rodríguez, en el Centro de Bellas Artes de Caguas.

Lo del telón fue en respuesta a una reseña periodística publicada en 2011 cuando la artista sufrió una pulmonía doble que provocó la cancelación del espectáculo “Antología” en el Centro de Bellas Artes “Luis A. Ferré”, en Santurce.

Luz Esther Benítez hizo su entrada, llena de vida, a las 8:50 de la noche con el tema “Caminos de ayer”, para complacer a una fanaticada fiel, que durante la velada le gritó frases de elogio y respeto, como “eres ‘La Voz Nacional de Puerto Rico’“, “Tu pueblo te ama”, “¡Bravo Lucecita!”, “¡Viva Lucecita!”.

Al escuchar los primeros aplausos, Lucecita evidenció estremecerse –como si recibiera una inyección de energía– para luego continuar con “Amor perdido” y “Son de la Loma”.

“Me llamo Lucecita, pero mi nombre de pila con el cual me bautizaron fue Luz Esther, sí señor. Pero esta noche para ustedes soy simplemente Luz”, dijo la protagonista de la velada, para inmediatamente subrayar en forma contundente que “veo mucha oscuridad en este país nuestro de cada día… y cada día menos nuestro”.

Acto seguido, subrayó en forma contundente, que “…y la luz que yo les traigo no es la de la Autoridad de Energía Eléctrica, esa no hay quién la pague. La luz que les traigo esta noche es la única que tengo, esa es para ustedes, mi voz para ustedes, que se haga la luz”.

Durante el recital, la solista hizo un recorrido por  canciones que considera más importantes de su repertorio, como “Arráncame la vida”, “Salomé” y “Hay que saber perder”, bajo la dirección de Ito Colón.

Antes de “Lágrimas negras”, Lucecita puntualizó que “el amor provoca dolor, ausencia, miseria, despecho, celos, abandono…  ¿Será que la felicidad no tiene cabida en el amor o es que dura bien poquito? ¿Es que el desamor es más importante que el amor? La tristeza provoca la creación y si es así, aquí les traigo mi voz para aliviar las penas del amor”.

Enmarcado en el décimo aniversario del Centro de Bellas Artes de Caguas, Lucecita –quien lució radiante con dos vestidos de la diseñadora Carlota Alfaro– dio otro matiz al concierto con la dirección artística del montaje a cargo del maestro Antonio Martorell.

La noche se llenó también de jocosidad en el popurrí de los temas “Bobo de la yuca”, “La cocoleca”, “Qué te parece Cholito” y “La múcura”, para los que la cantante hizo la salvedad de que en la época en que fueron escritos, “yo no había nacido, pero se quedaron en la memoria de uno”.

La segunda parte de “Voz y Luz”, tras un breve intermedio, comenzó con “Palabras de mujer”, tema que impactó tanto a la audiencia que se puso de pie para aplaudirla. En respuesta, Lucecita expresó a la multitud, “siempre los voy a necesitar. Me hacen muy feliz. Desde lo más profundo del alma, gracias”.

Aquella cantante que se ganó el apodo de “Reina de la Juventud” en la década del 60 del siglo pasado, es hoy una de las mejores intérpretes del pentagrama por derecho propio, como evidenció con las interpretaciones de “Amor”, “Maringá” y “Olvídame”,

La ganadora del Primer Festival de la Canción Latina –en marzo de 1969– mencionó que cuando se está sufriendo o con maldeamores, “las canciones parecen estar escritas para ti”, al prender la radio, ir a una barra, o como si todos los compositores se pusieran de acuerdo.

“El que siembra su maíz”, “Jugando mamá, jugando”, “Ahora” y “La noche se va” encantaron a los espectadores –entre los que se encontraban el alcalde de Caguas, William Miranda Torres, y el presidente de la Cámara de Representantes, Jaime Perelló Borrás– al punto de despedir puestos de pie a La Voz Nacional de Puerto Rico.

Lucecita Benítez cantó toda la noche con el alma y calló a cualquier detractor, a la vez que conmocionó  con un inesperado cierre con su himno “Génesis”, del compositor Guillermo Venegas Lloveras, al retornar al escenario a exigencias de su público.

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