Manson estremeció a Estados Unidos en agosto de 1969 con una sangrienta espiral de violencia en la que él y los seguidores de su secta, conocidos como “la familia Manson”, asesinaron a siete personas para provocar una guerra racial.
Entre los asesinados figuraba la actriz Sharon Tate, que estaba a punto de dar a luz a su primer hijo, fruto de su relación con el director Roman Polanski.