Los deportistas como Ryan Crouser tienen que preocuparse ahora de mantener la salud y la forma durante un año adicional. Pero la posposición de los Juegos Olímpicos hasta 2021 les generó repentinamente una inquietud adicional.
Tendrán que estirar el dinero hasta entonces.
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Crouser confía aún en defender su medalla de oro en lanzamiento de bala durante los Juegos del año próximo en Tokio. Pero ahora, necesita aclarar si la financiación que obtiene de sus patrocinadores llegará hasta 2021.
Y es que su contrato, al igual que el de muchos otros deportistas, expiraba en 2020.
“Es un poco duro, porque al final del día, mi contrato es como mi salario”, dijo Crouser a The Associated Press. “Es de donde obtengo la mayor parte de mi dinero”.
Desde luego, resulta actualmente difícil tan sólo conservar la forma física en medio de las órdenes de permanecer en casa ante la pandemia de coronavirus. Pero Crouser, originario de Oregon y quien entrena en Arkansas, sabe que debe aprovechar el tiempo a su favor para asegurar su futuro.
“Ojalá pueda colocarme en una posición en la que pueda lanzar lejos y probarme a mí mismo que puedo firmar un nuevo contrato”, dijo Crouser, patrocinado por Nike. “Tan sólo debo decir que en realidad no he estado en el sofá todo este tiempo”.
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Los ejecutivos de patrocinio en el mundo olímpico no pueden darse tampoco el lujo de sentarse para atestiguar las consecuencias de la demora causada por el coronavirus en los Juegos Olímpicos.
Los planes mercadológicos para unos Juegos que debían comenzar en Tokio el 24 de julio están ahora en el limbo. Material publicitario y anuncios que ya se habían grabado tendrán que eliminarse probablemente para hacer nuevas versiones con costos tremendos _y quizá con deportistas diferentes.
Y hay que tomar en cuenta el espinoso asunto de renegociar contratos _desde todos los convenios de auspicio individual hasta los de grandes patrocinadores olímpicos que tenían vigencia sólo hasta 2020.
“Estos Juegos se llamaban Juegos Olímpicos de Tokio 2020”, destacó el miércoles el presidente del COI Thomas Bach. “Por lo tanto, para mí, es una consecuencia lógica que los patrocinadores… conserven sus derechos incluso si los Juegos son organizados en el 21”.
Para grandes conglomerados empresariales, como General Electric y Procter & Gamble, podría parecer que sólo habrá necesidad de añadir otro año a su asociación con los Juegos Olímpicos y que ello generará incluso un gran valor. Sin embargo, ello podría quedar eclipsado por los costos de la cancelación de tantos eventos previstos y patrocinados a consecuencia del coronavirus, y por el hecho de que había ya comerciales que debían aparecer pronto en todo el mundo.
“No pienso que exista un argumento justo para señalar que se debe pagar más de pronto”, dijo Michael Payne, exdirector de mercadeo del COI, quien asesora ahora a patrocinadores olímpicos. “Creo que cualquier monto que se debía pagar en 2020 podría dividirse a partes iguales, de modo que la mitad se cubra en 2020 y la otra mitad en 2021”.
Como deportistas, garantizar la financiación es más complejo e incierto. Los competidores que representaban una esperanza olímpica dependerán de sus fondos presupuestados hasta 2020, a partir de patrocinadores y programas de financiamiento por parte de los organismos olímpicos nacionales.
Ahora, tendrán que obtener recursos para el tiempo adicional que deberá transcurrir antes de que se realicen los Juegos de 2021.
Los abogados tendrán mucha tarea pendiente, para analizar los contratos.
“Estarán trabajando a marchas forzadas para verificar acuerdos sobre qué está cubierto o no”, comentó Simon Leaf, abogado del equipo comercial en Londres para la firma Mishcon de Reya. “Las marcas podrían haber pagado dinero sin obtener lo que esperaban. De igual modo, los deportistas que trabajen con marcas podrían esperar montos adicionales este año, sin reunir los criterios para competir en los Juegos Olímpicos en el verano de 2020”.
Nike no respondió a una solicitud de declaraciones sobre estos casos.
Para Paul Doyle, agente de Atlanta, el año por venir será ajetreado. Calcula que 40 de los 50 deportistas a quienes representa necesitan convenios modificados que se extiendan a 2021.
“Podríamos permitir que esto siga por otro año. Firmamos un papel que diga que mantenemos todo exactamente como está, y simplemente lo dejamos para un año después”, puntualizó Doyle.
Ello podría ser particularmente bueno para los deportistas de treinta y tantos años, quienes preveían que Tokio 2020 marcara su despedida de los Juegos Olímpicos. Pero para otros, la demora daría al traste con cualquier oportunidad de competir en absoluto.
En contraste, algunos que no tenían muchas esperanzas de clasificarse este año, podrían haber recibido una repentina y nueva oportunidad.
“¿Tratamos de aprovechar oportunidades para demostrar en estas últimas competiciones, posiblemente viables en 2020, que vale la pena firmar nuevos contratos con ellos para el próximo año? Ésa podría ser la intención”, dijo Doyle. “Hay otros deportistas que podrían estar en la situación contraria, que estuvieron encendidos en 2019 y están en una buena posición de negociar ahora, de cara al vencimiento de su contrato. Será interesante ver cómo se desenvuelve todo”.
Lo que resulta también problemático para los atletas es la falta de competiciones en el futuro previsible, ante la posposición de las primeras tres etapas de la Liga de Diamante. Así, se quedarían sin otras oportunidades de obtener dinero de los patrocinadores con base en su desempeño.
“Evidentemente, ellos (los patrocinadores) tratan de ser justos con los deportistas, pero también tratan de operar un negocio que está ahora también increíblemente presionado”, explicó Doyle. “Espero que todos sigan unidos y se den cuenta de esto: ‘¡Hey!, estos atletas están perdiendo mucho dinero al no ser capaces de competir y de ganar bonos. No hay que darles otro golpe’. Ojalá que las grandes compañías absorban más la pérdida en vez de depositarla sobre los atletas”.
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